Joe Biden con Barack Obama.
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Joe Biden con Barack Obama.

Oriente Medio pendiente de Estados Unidos

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Por Javier Fernández Arribas / Atalayar


Los que escribían en Irán o en Qatar o los favorables a los Hermanos Musulmanes afirmaban con júbilo nada disimulado que Biden iba a dar continuidad a un nuevo período Obama con concesiones a sus intereses. No parece que sea esa la actitud que va a adoptar el nuevo presidente, consciente de la necesidad de mantener la firmeza frente al radicalismo de los islamistas de la Hermandad o del régimen iraní ansioso por lograr el arma nuclear.

Estos elementos suponen una amenaza a la estabilidad de la región que se encuentra ahora en una nueva etapa con el giro geoestratégico que supone el acuerdo de paz firmado por Emiratos Árabes Unidos y Bahréin con Israel, iniciativa que van a seguir otros países en las próximas semanas y cuyos frutos se están recogiendo ya con cooperación eficaz para los ciudadanos de estos países en sectores como el financiero, la investigación, la ciencia, las nuevas tecnologías, la energía y otros aspectos sociales.

Más allá de las trascendentales repercusiones políticas y de seguridad. Sobre el terreno, ya se están revelando las nuevas oportunidades que se han abierto con el logro de algo esencial para la convivencia en la región como es la capacidad de árabes del Golfo e israelíes de llegar a acuerdos y dejar atrás años de enfrentamientos.

Nada que ver con la realidad tienen las acusaciones de la campaña electoral de Trump hacia Biden de ser el candidato de los Hermanos Musulmanes y no de los demócratas americanos, entre otras razones porque el nuevo presidente de los Estados Unidos tiene ante sí, cuando tome posesión, una misión esencial para la estabilidad y convivencia de los norteamericanos como es superar la enorme polarización, la peligrosa división de la sociedad que amenaza con traducirse en enfrentamientos violentos en las calles.

No se trata solo del problema racial que se ha puesto de manifiesto en las últimas semanas por algunos casos concretos de brutalidad policial, sino de una ampliación de diferencias políticas provocadas por una campaña electoral tóxica y por la increíble actitud del candidato republicano, siendo presidente, de poner en duda la legalidad del sistema y del proceso electoral.

El candidato demócrata se mostró partidario de recuperar el multilateralismo en las relaciones internacionales, sobre todo en las comerciales, pero nunca ofrecer una posición débil de Estados Unidos frente a Irán y a los islamistas radicales.

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