La Iglesia aparece en escena: pide mociones parlamentarias o adelanto electoral
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La Iglesia aparece en escena: pide mociones parlamentarias o adelanto electoral

lunes 15 de diciembre de 2025, 08:35h

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El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, estaba detrás del telón y con una entrevista en La Vanguardia ha decidido colocar a la Iglesia española en pleno centro del escenario. No pasaba desde el año 1977 con el cardenal Enrique Tarancón de protagonista. Entonces se trataba de iniciar la transivión democrática con unas primeras; ahora se trata de dar un nuevo empujón a Pedro Sánchez y al PSOE para que abandonen el poder y se autodestruyan. No hay medias tintas, ni falta de conocimiento político. Argüello es culto y conoce a la perfección el efecto que producen las palabras cuando salen de la boca de un dirigente De la Iglesia, en un país que es mayoritariamente católico pese a que no sea muy practicante.
No es un cura, ni siquiera un obispo quien habla, es el presidente de todos ellos, la voz que les representa, salvo que algún prelado quiera corregir las palabras del prelado de Valladolid, justo a una semana de las primeras elecciones autonómicas que van a ir cayendo como frutas maduras en el cesto del Partido Popular. La Iglesia no aparece entre los tres poderes que definió el barón de Montesquieu para que se pudiera hablar de democracia en un país: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial; no se la ve pero la Iglesia, si se quiere la Religión, está en los otros tres y les influye muchas veces de forma decisiva.

Puede que antes de hablar en el periódico más influyente de Cataluña Luís Argüello haya consultado con todos o alguno de los miembros de la Conferencia, ya sean cardenales u obispos; puede que lo haya hecho con el propio Vaticano. No lo sabemos y lo que es cierto es que esas tres exigencias que pide al presidente del Gobierno ( dos de ellas) y a la oposición que está dividida (uno) no se producen en un clima de tranquilidad. Se ha convertido en otro pirómano echando gasolina al fuego cuando debía hablar de paz y armonía, dos imposibles en estos momentos.

La Iglesia ha entrado en campaña y al margen de sus efectos políticos y electorales lo que ya ha conseguido el presidente de la Conferencia Episcopal es dividir a los católicos. Pide una moción de confianza por parte de Pedro Sánchez o la convocatoria de elecciones generales, y le deja a la derecha, ya sea estatal o nacionalista - no podemos olvidar la influencia que tiene el Vaticano en la ERC de Junqueras y en el PNV de Pradales, y puede que hasta en la Junts de Puigdemont. Castigo para el actual socialismo que encarna Pedro Sánchez; un medio favor para el otro socialismo de los que le critican en el interior del partido; y un gran favor para Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal.

Si ninguno le hace caso y no hay ni mocíón de confianza, ni moción de censura, ni convocatoria electoral, Argüello quedará en entredicho y dejará una herida en la Iglesia española, que no pasa por sus mejores momentos. No entrar en el debate político era un deber y una obligación. Ya no hay marcha atrás. El ministro Bolaños ha tenido que responderle, no podía hacer otra cosa, pese al cansancio de hacer de bombero para todo en los últimos meses. En el PP, por boca de Cármen Fúnez le aplauden y llegarán las críticas más duras desde la izquierda.

Para hacer bueno lo de poner una vela a Dios y otra al Diablo, el arzobispo pide también que se reforme la Constitución de 1978, sin entrar en detalles del rumbo que tiene que tomar esa reforma. En el escenario ya no caben más protagonistas, perdón, hay otro que, al menos, permanece detrás del telón de fondo.

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