Sigue el fuego quemando hectáreas de bosque y destruyendo el futuro de miles de familias y todo lo que se le ocurre al jefe de la oposición es pedir una registro de pirómanos y convertir el Senado, la Cámara de representación territorial en una “comisaria política” en la que la mayoría absoluta de la que goza el Partido Popular someta a interrogatorios a varios ministros, comenzando por la titular de Defensa. Error sobre error para intentar, de nuevo, tapar la realidad. Margarita Robles les dió una lección de eficacia y responsabilidad a los que tenían la misión de no escuchar, no entender, no avergonzarse por su comportamiento.
Si el Plan del Gobierno, que no se cumplirá si se obstina en colocar el cambio climático en el centro del debate sobre las más de cuatrocientas ml hectáreas que siguen ardiendo, parece insuficiente y alejado de la realidad - esa que conocen muy bien los que viven en en los pueblos y miran todos los días el abandono de los bosques y campos, en los que la maleza primaveral los ha convertido en auténticas bombas imposibles de controlar, la actitud política de Alberto Níñez Feijóo y su equipo de confianza es otro intento de “escurrir el bulto” ante las claras responsablidades de sus dirigentes territoriales y arrojar toda la culpa sobre el Gobierno, con argumentos infantiles y actitudes , como la de Elias Bendodo, que se están volviendo en su contra.
A Pedro Sánchez le sobran ambiciones para continuar hasta el fin de la Legislatura, lo cual es malo para España, pero lo peor es que a quien debería sustituirle ganando las elecciones y los votos en el Congreso, le sobra la impaciencia por llegar al poder y el equipo necesario para articular un proyecto de gobierno y una línea de oposición que traslade a los españoles su auténtica capacidad para dirigir el país. El camino emprendido desde su regreso de Galicia es justo el contrario con el que se presentó: cero en moderación, cero en estrategia, cero en comunicación por muchos titulares que coleccione.
Si los españoles comprobamos cada día lo poco que sirven los debates parlamentarios en el Congreso, de cara a dar soluciones a las crisis y al futuro de este país, ahora podemos comprobar que ese mal se extiende con mayor virulencia al Senado. La guerra sucia entre los dos grandes partidos está llevando la democracia a su peor situación desde que la recuperamos en el año 1977. De seguir así, con la oposoción convertida en “policia política” y el Gobierno en busca permanente de argumentos de defensa, las realidades del otoño en un mundo globalizado nos azotarán como el peor de los huracanes.
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