El fango político que impide a España ver lo que sucederá en el mundo
Ampliar

El fango político que impide a España ver lo que sucederá en el mundo

jueves 07 de agosto de 2025, 08:09h

google+

linkedin

Comentar

Imprimir

Enviar

Fueron 202 los escaños que consiguió el PSOE de Felipe González el 28 de octubre de 1982. Han pasado 43 años y los socialistas de Pedro Sánchez siguen en el centro de los escándalos, con una estrategia por parte de la derecha política, que dice y hace todo lo que puede siguiendo el llamamiento de José María Aznar; y una derecha judicial que existe y no dice pero hace a través de los distintos sumarios que siguen abiertos. Los que imlican a dirigentes y ex dirigentes del PSOE son de largo recorrido y pasarán años antes de que puedan llegar a juicio y tener una sentencia; los que afectan al PP aparecerán para ser contados de nuevo en las vistas orales en un par de meses. Si los dos grandes partidos se empeñan en mantener las guerra de destrucción los ciudadanos presenciarán el peor de todos los espectáculos políticos de nuestra democracia: el lanzamiento desde los dos lados de la trinchera ideológica de misiles con una palabra en su costado: corrupción.
El mundo, mientras eso sucede, seguirá enfangado en las dos guerras que vemos y en las otras que no vemos que que existen, con escaladas de declaraciones y utilización de armas de destrucción que dejarán a Ucrania y a las zonas de Gaza y Cisjordania necesitadas de cientos de miles de millones para su reconstrucción. Las decenas o centenares de miles de. Muertos se irán olvidando menos por las familias de los que yacerán bajo tierra. Odios para alimentar el futuro de esos territorios, sin que las llamadas a la finalización que se han hecho, se hacen y se harán desde los organismos internacionales sirvan para nada. Ni Putin, ni Netanyahu van a parar; el primero ya ha integrado a toda esa parte del Donest en la Federación Rusa y no lo va a devolver, y el segundo v a a integrar toda Gaza y quizás la mayor parte de Cisjordania en un futuro gran Israel, en el que los palestinos que deseen integrarse podrán volver a sus nuevos hogares y el resto se convertirán en ciudadades errantes. Las peticiones de dos estados son tan viejas como la propia ONU y no han servido podrá nada y desgraciadamente para los afectados de forma directa no van a cambiar. Putin y Netanyahu se necesitan para justificar sus comportamientos. Razones de estado frente a razones morales y justas. Ganan las primeras.
En la convulsa España, el PP de Alberto Núñez Feijóo, cree que en la siguiente cita electoral tiene la victoria asegurada. Para gobernar no basta con ganar en las urnas, se tiene que lograr la mayoría en el Congreso.
Muerto Ciudadanos, y a la espera de su entierro definitivo en toda España, todas las encuestas electorales que se hacen cada semana, sean públicas o privadas, publicadas o escondidas, coinciden en otros diagnósticos políticos: Sumar,Podemos - con ese nombre u otro que aparezca en el inmediato futuro - baja en votos y escaños y ya están muy lejos de lo conseguido en 2023 , algo que no sucede con Vox, que día a día ve cómo sus apoyos crecen y se pueden sumar a los del PP. El resto de formaciones, a la derecha ya a la izquierda, estatales o autonómicas ni crecen, ni decrecen, se mantienen estables y a la espera de que los escaños que consigan sean los que den o quiten gobiernos. Los mismos equilibrios, que en el caso de la derecha pueden decantarse por el PNV o Junts, siempre con el dinero por medio, y en el de la izquierda por Bildu, ERC o el BNG, con la ideología como gran excusa.
Miremos los liderazgos de hoy y lo que han cambiado en los últimos cuatro años: en el PSOE se ha consolidado Pedro Sánchez pese a las diferencias que mantiene con casi la totalidad de los barones y baronesas socialistas en las Autonomías y los grandes Ayuntamientos, calla dos en su mayoría pero que si café el lider tardarán menos de un minuto en enterrarlo; en el PP, por el contrario, el cambio ha sido radical, el ganador de las elecciones primarias tras la salida de Mariano Rajoy sucumbió al “golpe de mano interno” que orquestaron los auténticos poderes fácticos de la derecha española y Pablo Casado fue sustituido, sin oposición, por el tan deseado por muchos, Alberto Núñez Feijóo. El resultado entre los dos grandes ha cambiado el panorama político y las expectations electorales pese a la victoria/derrota de las últimas elecciones y su traslado al número global de escaños en el Congreso, con un PSOE a la baja y un PP claramente en alza.
Los sondeos que se publican son divergentes, mientras el oficial CIS coloca a los socialistas en primer lugar y con una ventaja que oscila sobre los populares; el resto de las mediciones de las empresas privadas hace lo contrario: el PP se mantiene por encima con holgura sobre el PSOE, con diferencias que van de los cinco a los diez puntos, llegando en algunas de esas predicciones a lograr electoralmente la mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado. Así seguirán hasta el mismo día de la cita real con las urnas cuando los resultados den o quiten la razón a uno u otros.
En ese “enjambre de egos “ que es la izquierda, que nació desde Podemos para aglutinara la malherida Izquierda Unida y los movimientos alternativas de colectivos ecologistas y feministas hasta llegar a Sumar, los cambios se siguen produciendo. Ya existían antes de la renuncia de Pablo Iglesias a seguir liderando. Unidas Podemos, tras su derrota en las elecciones madrileñas, y se han exarcebado por el choque entre las aspiraciones individuales de Yolanda Díaz y las partidistas de Ione Belarra e Irene Montero. La primera ya se ha olvidado de enterrar la coalición e inventar de nuevo un espacio electoral transversal dentro de la izquierda, al margen de las siglas existentes, y las segundos luchan por mantener, al menos, a Podemos dentro del espacio electoral de esa misma izquierda. Cuentan los sillones personales y lo que representan más que las diferencias ideológicas, algunas tan alejadas de la realidad que son más una carga de cara al electorado que una ventaja.
En ese ámbito político hay que ver lo que ocurrió en Andalucía con la separación experimental de Teresa Rodríguez y su Adelante Andalucía, que vió sus esperanzas paradas en seco por el resultado en la última cita con las urnas en esa Comunidad; y lo que puede ocurrir con el Más País , del antiguo fundador de Podemos junto a su ex amigo Pablo Iglesias y que buscaba en la suma de acuerdos en su entorno político sus únicas posibilidades de supervivencia como oferta electoral. Puede que el Sumar de la actual vicepresidenta segunda o que se autoexilie en la Comunidad de Madrid, que es dónde su candidata, Mónica García, consiguió hacerse con el segundo puesto tras la dirigente y actual presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso. Demasiados incógnitas para una oferta socialdemócrata que todo indica que terminará fusionándose con el PSOE más pronto quer tarde o desaparecerá. Es más, si hubiera convocatoria electoral adelantada y cambio de Gobierno, sus represented saldrían de sus actuales Ministerios con más pena que gloria.
A la derecha del Partido Popular, con su partidular crisis internas que está tapada pero que existe tras la salida de varios de sus antiguos dirigentes Macarena Olona, el Vox de Santiago Abascal puede que recorra el mismo camino que recorrió a nivel autonómico el Foro Asturias de Francisco Alvarez Cascos, cuando el antiguo vicepresidente del Gobierno y secretario general del PP con José María Aznar fue apartado del núcleo de mando del partido; o que se mantenga como sostén de la derecha del PP, lejos de sus aspiraciones de imponerse en las urnas. El “castigo” a Ortega Smith y las dudas sobre los candidatos que presentarán en las urnas.
El centro sociológico permanece en España pero el intento de representarlo políticamente por parte de Ciudadanos, tanto con Albert Rivera com con Inés Arrimadas, ya ha fracasado. De forma inapelable. Desaparecido en la Comunidad de Madrid, desaparecido en Andalucía, desaparecerá paso a paso en el resto de las Comunidades y grandes Ayuntamientos de España. Los “restos” de dirigentes terminarán en el Partido Popular, la inmensa mayoría, quizás alguno en el PSOE, o lejos de la vida pública el resto.
En todo el resto de organizaciones políticas hay que mirar con atención lo que ha ocurrido y va a seguir ocurriendo en Cataluña y Euskadi. La estabilidad que proporciona el PNV en la segunda de las Comunidades le permitía al duo formado por Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar mantener el “juego institucional y económico” al que estaban acostumbrados ya no es el mismo. Ganó el segundo y perdió el primero, de la misma forma que ha ido pasando desde el inicio de la Democracia. Es m´ñas fuert el partido que el presidente de Euskadi. Mantendrán el control del gobierno en su territorio gracias al apoyo del PSOE frente a Bildu y negociarán con uno de los dos grandes si el apoyo de sus seis diputados es necesario para lograr la mayoría en el Congreso. Ahí tiene ventaja el PSOE sobre el PP hasta ahora, ya que es muy difícil, por no decir que imposible, que ese apoyo vasco se incline por Núñez Feijóo si éste tiene que pactar con Santiago Abascal y treinta e incluso cuarenta escaños.
Todo lo contrario ocurre en Cataluña tras la radicalización de Junts. La batalla por el liderazgo entre las dos grandes fuerzas independentistas, al igual que ya ocurría con la Convergencia de Jordi Pujol y la Unión de Durán Lleida. La parte más moderada de Junts, entre la que sobresalía el ex responsable de Economía,Jaume Giró, es consciente que el antiguo equilibrio sobre el que se basó durante casi cuarenta años CiU ha cambiado. La ERC de Junqueras domina esa parte del electorado que quiere llegar a la independencia aceptando los caminos que contempla la actual Constitución, mientras que los duros que obedecen desde la distancia Carles Puigdemont, se empeñan en tensar las relaciones con el Gobierno central como forma de supervivencia personal.
En los ámbitos de Bildu, la Cup y el BNG los cambios no afectan al posicionamiento de las tres organizaciones. Más importancia tiene Bildu en todo el territorio vasco y en Navarra, mientras que la Cup se limita a Cataluña y el BNG a Galicia. Puede que esa suma total de ocho o diez escaños, en el mayor de los supuestas, pueda sumar en una nueva mayoría inestable en el futuro Congreso pero siempre será como apoyo “bien pagado” por el PSOE de Pedro Sánchez.
El actual presidente, con la inestimable ayuda de Pablo Iglesias, consiguió sumar 180 votos en su moción de censura en junio de 2018, puede que intente repetir lo mismo. Frente a él, el presidente del PP y ex presidente de la Xunta gallega, podrá contar con los votos de Vox, ese colchón que Santiago Abascal manejará para sobrevivir al igual que hizo en Andalucia, en Madrid, en Castilla y León, en Murcia y en su Galicia natal. A esperar la lluvia de sondeos durante los próximos meses y no como agua fina, serán como granizo que deje el campo político como un erial.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios