Rajoy resucita a Felipe
martes 21 de octubre de 2014, 21:41h
Conseguir que nos den dos años más de plazo para dejar nuestro déficit por debajo del 3% nos va a costar otros agujeros en ese cinturón de castidad económica que nos han impuesto desde los despachos de cinco siglas , que son como las diez plagas de Egipto, ya que cada una vale por dos de las que relata el Éxodo para explicar el cambio de actitud del faraón tras las sucesivas visitas de Moisés y su hermano Aaron.
La tercera visita de "los hombres de negro" ha coincidido con la publicación por parte de la OCDE de sus previsiones para España que distan, y mucho, de las cifras oficiales. Desde el organismo de Cooperación y Desarrollo insisten en que el paro llegará al 28% en 2014 y que nuestro déficit se moverá entre el 6,9 de este año y el 6,4 del año próximo.
Ya no es negro sobre blanco, es negro sobre negro lo que los enviados del FMI, del BCE, de la CE, de la EBA y del MEDE escriben sobre la situación económica y financiera, con la inevitable apostilla de Angela Merkel y los suyos, sugiriendo que el gobierno y el FROB deberían pedir más de los 40.000 millones que ya nos han dado. Debe ser que les parece corta la soga de 1,7 billones de euros que como deuda pública llevamos al cuello y que no para de aumentar trimestre a trimestre, bien es cierto que de ese montante casi un cuarenta por ciento está en manos de los bancos españoles, lo que hace que sean Emilio Botín, Francisco González e Isidre Fainé los principales acreedores del Reino.
Los inspectores del Fondo Monetario Internacional, del Banco Central Europeo. De la Comisión Europea, de la Autoridad Bancaria Europea y del Mecanismo Europeo de Estabilidad no han llegado con una vara que se transformaba en serpiente como Moisés y Aaron, han llegado con los ordenadores portátiles y sus programas informáticos para decirle al gobierno de Mariano Rajoy que debe acelerar la reforma de las pensiones, o lo que es lo mismo: quitar poder adquisitivo a los pensionistas; que debe flexibilizar más el mercado laboral con un contrato único; que los convenios colectivos solo sirvan para un año; que se baje el gasto sanitario y farmacéutico; que suba el IVA hasta el 21 por ciento de aquellos productos que hoy solo tienen el 10; que suban los combustibles; que bajen los salarios; y que se prepare para despidos masivos en las Administraciones públicas.
Diez plagas para que, según ellos, salgamos de la crisis y lleguemos a la Tierra Prometida. Se olvidan, si es que han leído la Biblia por fe o por curiosidad que los israelitas tardaron cuarenta años en hacerlo y que perdidos en el desierto necesitaron el Maná para sobrevivir.
Se suceden los viajes, las reuniones y las declaraciones de los líderes europeos sin que el mínimo acuerdo sobre la necesaria reactivación de la economía del Viejo Continente envíe un mensaje de optimismo a los ciudadanos. Nuestro jefe del gobierno pasa más tiempo fuera que dentro de las fronteras patrias pidiendo con insistencia que junto a los recortes aparezca la inversión, que se combata con enérgica el paro juvenil, que la reforma de las pensiones en España no puede dejarnos por debajo de la media continental. Pide y pide pero no parece que le hagan mucho caso por más que se sume a las posturas del francés Hollande y el italiano Lette.
Aseguran desde el Ejecutivo y desde la dirección del PP que la obsesión de Mariano Rajoy es la economía y que el resto pasa a un segundo plano, que de esa "labor interior" deben ocupare sus dos segundas: Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores Cospedal, y que de entrar a discutir ahora de elecciones y listas, nada de nada, que ya habrá tiempo cuando se acerque la Semana Santa de 2014 y tenga que decidir cual de sus ministros actuales se convierte en comisario europeo sustituyendo a Joaquín Almunia, si es que todavía desde Bruselas nos dejan tener un representante en ese gobierno para los 27 países que todos piden y ninguno se muestra dispuesto a perder su influencia particular.
Mucho me temo que pese a la cada vez más imperiosa necesidad de cambiar de rumbo y apostar por el crecimiento vamos a tener que esperar a que se resuelvan las elecciones europeas del próximo otoño para de verdad iniciar una nueva etapa en la pequeña historia de la Unión Europea. Y será la propia necesidad de crecer de Alemania y la constatación de que sus exportaciones se están parando, las que produzcan el milagro del cambio de Merkel o de quien la sustituya.
Durante los meses que quedan a España la seguirán devaluando internamente en todos los sectores dado que no se puede devaluar el euro. No deja de parecer una buena noticia que pese a las negativas iniciales del gobierno a cualquier tipo de pacto con la oposición, haya sido la aparición pública y las declaraciones de José María Aznar las que hayan propiciado el encuentro cara a Europa de Rajoy y Felipe González, y el optimismo de Alfredo Pérez Rubalcaba sobre una posición común para defender los intereses españoles en Europa. Y para defendernos de esa parte de Europa y de Estados Unidos que nos envía a los buitres de los fondos de inversión a la caza de gangas