El Golfo de Guinea: el nuevo avispero de la piratería
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El Golfo de Guinea: el nuevo avispero de la piratería

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Las aguas de esta amplia zona de Africa son las más peligrosas del mundo con 130 secuestros en 22 ataques piratas en 2020

En el año 2020 el Golfo de Guinea volvió a erigirse como la región más peligrosa del mundo para ejercer la navegación. De acuerdo con el informe anual sobre la piratería de la Oficina Marítima Internacional, en ese mismo año se produjeron en esta zona el 95% de los secuestros de embarcaciones, según un reportaje de Alba Sanz en la web Atalayar.

En 2021, el Golfo albergó casi la mitad de los secuestros a nivel mundial y se caracterizó por ser la única región que sufrió raptos de los propios tripulantes. Un total de 57 navegantes fueron secuestrados.

La piratería se ha transformado. Lo que antes era una acción en la que los piratas subían a las naves y robaban las mercancías para luego revenderlas, ha evolucionado hacia el secuestro directo de los tripulantes para tomarlos como rehenes con el objetivo de pedir posteriormente un rescate.

El profesor y analista de inteligencia Fernando Ibáñez Gómez -contactado por Atalayar- destacó que, en estos momentos, el objetivo de los piratas “es el secuestro de personas para pedir un rescate por ellas. Las conducen a tierra firme en secuestros que duran unas pocas semanas. Los piratas atacan los barcos (cargueros, petroleros, pesqueros) fuertemente armados con AK 47 y lanzagranadas desde pequeños mercantes y pesqueros” para pedir después dinero por su rescate.

“Cada vez secuestran a más marineros para aumentar el rescate que piden por ellos. En 2008 secuestraban a tres personas de cada barco (muchas veces el capitán y dos oficiales) y obtenían unos 25.000 dólares por secuestro. En 2020 secuestraban de media a más de 6 personas y lograban 250.000 dólares por secuestro”, añade.

En este aspecto, los incesantes ataques que ha sufrido esta región, llegando a superar en violencia a los ataques librados contra la seguridad marítima en Somalia, ha propiciado que los piratas hayan decidido atacar, además de embarcaciones marítimas, instalaciones que se encontrarían tierra adentro en países como Nigeria, Camerún o Guinea afectando, sobre todo, a empleados de las firmas extranjeras presentes en la región.

El Golfo alberga una extensión de miles de kilómetros que bañan las costas desde el sur desde Senegal hasta la costa de Angola. En esta extensión se incluyen, del mismo modo, los países de Liberia, Costa de Marfil, Ghana, Togo, Benín, Nigeria, Camerún, Guinea Ecuatorial, Gabón y Santo Tomé y Príncipe. Esta vasta región incluye, además, vías marítimas de tránsito de especial relevancia por las que traspasan miles de navegaciones que transitan por estas rutas para llevar a cabo operaciones comerciales.

En 2006 apareció el Movimiento de Emancipación del Delta del Níger (MEND), que reclamaba una mayor participación de la región en los beneficios generados por los hidrocarburos, realizando sabotajes y actos de piratería. En 2008 atacó el principal campo petrolífero de la empresa Shell, el de Bonga, situado en mar abierto, donde se extraían más de 200.000 de los dos millones de barriles diarios que producía Nigeria.

“La situación se hizo insostenible -afirma el profesor Ibáñez- y un año después el presidente Goodluck Jonathan (un cristiano nacido en el delta del Níger) decreta una amnistía para aquellos militantes que se entreguen a cambio de proveerles con formación y puestos de trabajo (además de un subsidio mensual de 65.000 nairas, unos 200 dólares)”. Esta iniciativa hizo que “unos 30.000 efectivos del MEND se acogieron a la amnistía, reduciéndose el número de ataques y aumentando la producción de crudo. Otros grupos han cogido el relevo del MEND y en estos momentos se calcula que puede haber entre 4 y 6 grupos piratas”.

Desde entonces, las autoridades nigerianas han demostrado un importante éxito a la hora de asegurar y defender sus aguas. El doctor Ibañez afirma que “en 2012 las fuerzas nigerianas apenas fueron capaces de prestar asistencia a un 5% de los buques atacados en sus aguas y en sus puertos. Sin embargo, en 2020 casi la mitad de los barcos atacados recibieron algún tipo de ayuda. Incluso mercantes fondeados cerca de los puertos, lo que era bastante inédito años atrás. Es más: la mayoría de los buques que no recibieron asistencia en 2020 fueron atacados en el último trimestre de ese año y bastante lejos de la costa: a distancias de entre 70 y 200 millas”.

“Es decir, los piratas nigerianos desplegaron sus acciones cada vez más lejos de la costa con el fin de eludir la presencia de las fuerzas navales locales. Es una tendencia que se ha intensificado en 2021. Esto ha provocado que los piratas nigerianos actúen ahora en aguas de países vecinos (Ghana, Togo, Benín, Guinea Ecuatorial…) generando un auténtico problema no solo regional sino también a otros países. Por ejemplo, en el caso de España hay 14 atuneros que faenan en los caladeros de Santo Tomé, Guinea Ecuatorial y Gabón, países que están sufriendo en los últimos meses un notable incremento de incidentes de piratería”, señala.

En noviembre de 2021 Dinamarca envió también una fragata a la zona para este año 2022 Portugal se ha comprometido a un despliegue de tres meses y medio de duración; Dinamarca a estar presente 4 meses; España, siete meses y medio; Italia, ocho meses y Francia, 11 meses. De esta forma habría navíos de la UE once meses mientras que “en el mes de agosto no habría presencia militar europea en la región”.

“Para la Unión Europea el 10% del crudo y el 4% del gas natural provienen de la región. En el caso de España esa dependencia es aún mayor: el 26% del petróleo y el 16% del gas natural provienen de allí. Por lo tanto, se trata de un área estratégica y hay un enorme interés por garantizar la seguridad de los petroleros, cargueros y pesqueros que navegan en el área”, asegura.

Nigeria estaría incrementando y mejorando sus fuerzas militares para hacer frente a la piratería ya que en 2017 todos los buques secuestrados que se registraron se cometieron en aguas nigerianas. Sin embargo, tres años después en el 2020 estos secuestros “afectaron a seis países, además de a la propia Nigeria: Benín, Gabón, Ghana, Guinea Ecuatorial, Santo Tomé y Príncipe y Togo”.

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