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No hay soluciones mágicas

No hay soluciones mágicas

Por Joaquín Leguina Herrá

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A estas alturas, uno tiene la sensación de estar viviendo el final, no de un ciclo político, sino de un “régimen”. Algo parecido a lo que ocurrió en los años terminales de la primera Restauración: unos partidos anquilosados e incapaces de acertar su mano con la herida, unas nuevas categorías sociales y, en el fondo, una esclerosis mortal del sistema político. ¿Por qué? Sobre todo porque los partidos (encantados de haberse conocido) se han ido convirtiendo en una casta invasora a la cual se accede poco después de hacer la primera comunión y allí, dentro de aquella burocracia, se va ascendiendo desde la administración del propio partido (“el aparato”) hasta pasar (a través de las listas “cerradas y bloqueadas” internas y externas) a los cargos institucionales, sin haber tenido otra vida laboral que la adquirida dentro de la endogamia partidaria. Que haya llegado a Presidente del Gobierno un señor sin absolutamente ninguna experiencia ejecutiva (o simplemente profesional ni en el campo privado ni en el público) es, en verdad, un récord, pero es un récord muy significativo.

Una sociedad que se permite tales aventuras políticas o pasa de la política (es decir, la desprecia) o es presa del entontecimiento mediático-publicitario, o las dos cosas a la vez.

Que estos males y sus correspondientes desapegos sociales se puedan remediar cambiando los sistemas electorales (en el interior de los partidos y en la sociedad) es mucho imaginar, pero de algo sí que serviría un cambio, aunque lo verdaderamente productivo podía ser, a mi juicio, pasar del modelo europeo (partidos fuertemente burocratizados invadiendo la sociedad civil) a otro modelo más abierto (tipo norteamericano).

En cualquier caso y por atenerme a lo que los lectores encontrarán en este capítulo, me parecen bastante bien la propuesta de Anasagasti (el ballotage) y la de José Ramón Caso (hacer una ley de partidos que obligue a éstos a celebrar primarias).

Mas que nadie se engañe: no hay sistemas electorales perfectos. Todos tienen pegas.



•    [Joaquín Leguina Herrán (Villaescusa, Cantabria, 1941) fue el primer presidente de la Comunidad de Madrid. Doctor en Ciencias Económicas, “Élève titulaire” de l'École Pratique d'Hautes Études de París y “Diplôme de Démographie Générale” por el Institut de Démographie de L'Université de Paris-IDUP. Estadístico Facultativo del INE, fue director de los informes sobre la distribución de la Renta en España. Ha sido concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid y diputado en tres Legislaturas, además de representar a España en diferentes grupos de trabajo en organizaciones internacionales. Es autor de cinco libros científicos y de una importante obra en ensayos y ficción, con un total de 18 libros publicados, el último en 2010: “El duelo y la revancha. Los itinerarios del antifranquismo sobrevenido”].

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