El sistema actual, con todas sus ventajas e inconveniente, con todas sus virtudes y defectos, comienza con la cita a las urnas del uno de marzo de 1979. Si en el primer resultado de las urnas, en 1977, le dió ganador al partido que fundó Adolfo Suárez, aquella mezcla de franquismo falangista, socialdemócratas del Régimen y democristianos de dentro y fuera de las fronteras se desmoronó de la misma forma que lo hizo el PCE, y surgieron las estructuras actuales de los dos grandes partidos. Juan Carlos de Borbón tuvo mucho que ver en ese proceso, que no transcurrió de forma pacífica y sí con muchos temores y esperanzas.
Hoy, el Rey emérito, el Rey mayor o el exRey real es un holograma al que vemos de forma fugaz en Galicia o de invitado invisible en la que fuera su casa, a la que no puede volver sin que él o los que pueden hacerlo terminen de explica las razones.
Su conducta no era ejemplar pero sí conocida por los que detentaron el poder de gobernar, desde la izquierda a la derecha. Y por su familia. Era imposible que no lo supieran. Sin detailes concretos pero sí de forma global.
Cincuenta años de Monarquía y da vergüenza o miedo a los que tienen en sus manos el regreso. Juan Carlos. asegura que quiere volver, pero se queda en esas dos palabras mientras su domicilio actual está en una lujosa residencia entre el mar y la arena.
Ha escrito su propia versión de este tiempo, con tantas mentiras como verdades. Ninguna le impide el regreso y todos esperan a que el holograma se materialice en forma de funeral. Otra de esas tragedias que aparecen en la historia de España para explicar la distancia entre el poder y el pueblo.