Los dirigentes de Podemos, que después de la desbandada general de 2023, prácticamente ha quedado reducida a la pareja formada por Iglesias e Irene Montero, más su fiel Ione Belarra, no tienen claro cual es el mejor camino a seguir para tratar de recuperar al menos diez diputados en las próximas elecciones generales que les permita volver a entrar en el gobierno de coalición o al menos imponer unas negociaciones más duras a Sánchez.
Si Podemos se enfrenta directamente contra Sánchez saben que los medios afines al PSOE, principalmente la televisión pública, van a acusarles de hacer el juego al PP. Tampoco parece que vayan a tener el apoyo de los demás medios privados a los que vienen definiendo como la “fachoesfera” mediática. Se quedarían solos con su propia televisión, Canal Red, cuya visibilidad es muy pequeña.
En los pocos casos en que Podemos ha tratado de ganar la partida por la izquierda al PSOE, como en el caso del boicot a la Vuelta Ciclista a España por la participación de un equipo israelí, ha sido el propio Sánchez el que se ha puesto al frente de las manifestaciones públicas alentando a la protesta.
Si Podemos acepta, por el contrario, seguir el juego a Sánchez, aunque tratando de hacerlo de una manera crítica como en las dos últimas votaciones en el Congreso, lo único que va a sobresalir de su postura será ese “amagar y no dar” que es el que practica Ione Belarra. Es algo parecido a lo que ha venido haciendo durante más de treinta años Izquierda Unida y que tanto criticó Pablo iglesias: mucho discurso revolucionario para acabar apoyando al PSOE más capitalista.