NACIONAL

El consejero invisible de Ayuso y Almeida y el granero del PP

Raúl Heras | Domingo 19 de marzo de 2023
El expresidente del Gobierno ejerce de gran consejero en la sombra, tanto de como de isabel Díaz Ayuso y José Luís Martínez Almeida. Es el tutor invisible que protege los intereses del partido y los suyos propios. Defender a la presidenta y al alcalde capitalino puede, que sea una cuestión tanto financiera política para los intereses de la derecha española. Incluso las últimas incorporaciones al equipo de Nuñez Feijóo demuestran que el “ granero” de la Administración no tiene fin

Hubo un tiempo no tan lejano en el que durante seis años y de forma progresiva a José María Aznar se le alejó de la sede central de su partido a la misma velocidad con la que, desde el núcleo central del poder de Mariano Rajoy, los que le rodeaban se alejaron de todo lo que supuso la época del hombre que consiguió, por primera vez vencer al socialismo que durante 14 años gobernó España.

Con la paciencia y frialdad que le caracterizan supo esperar coqueteando tanto con Albert Rivera y Ciudadanos como con Santiago Abascal y Vox, una forma de presión exterior que terminó por darle al ex presidente muy buenos resultados. Como si del cometa Haley se tratara el sucesor de Manuel Fraga sabía que en el viaje constante del Partido Popular desde la derecha al centro y vuelta a empezar, con Rajoy, con Casado o con Feijóo al frente, y convertidos estos en un remedo del otro cometa que también viaja en las inmediaciones siderales de nuestro planeta, el Hale- Bopp, era previsible y nada extraño que con meses por delante ambos cometas volvieran a unirse o a chocar de frente, que tanto podía pasar una cosa como la otra.

José María Aznar era consciente de que su poder, su ascendencia dentro de las filas populares se iba desdibujando por el simple pasar del tiempo, que aquellos que fueron los más íntimos de los suyos casi habían desaparecido desde el lejano 2004 y que poco a poco la generación de abogados del estado, salidos de las oposiciones de los años noventa, ocupaban sin prisa y sin pausa esferas de poder y de influencia, y que no estaban dispuestos a soltarlas, ni en la sede central del partido, ni en el Congreso y en el Senado, y lo mismo cabía decir en cada uno de los parlamentos regionales y gobiernos autonómicos y municipales, que dados los resultados del año 2011 eran muchos, más que en su época dorada. Los mismos abogados del estado que parecía comandar Soraya Sáenz de Santamaria pero cuyo núcleo central estaba en el ámbito financiero de uno de los grandes bancos españoles, bien apoyado en los secretos que guardaba y sigue guardando.

El hombre que llevara al PP a su primera mayoría absoluta en 2000 tras la ajustada victoria de cuatro años antes. La persona que logró embridar a la derecha española convirtiéndola de verdad en una alternativa de gobierno frente al poderoso PSOE de Felipe González, se refugió en la Fundación FAES y en sus esporádicas conferencias para enviarles mensajes a sus sucesores mientras observaba como todos los dedos del poder interno de los populares le señalaban como el eje central de sus problemas, con insinuaciones públicas y certezas privadas acerca de posibles pactos con el ex tesorero Bárcenas de cara a que sus " años" de gestión no apareciesen en las famosas listas manuscritas.

Una maldad para los que le siguieron fieles y, en todo caso, algo que nadie de la cúpula del PP se atrevió a mantener con nombre propio y ante los medios de comunicación. Aznar supo colocar a España en el ámbito atlántico más cercano al
Imperio USA y asegurarse el apoyo de la administración republicana de George Bush. Un seguro de vida para los años futuros.

Desde la distancia de una década, uno de los asistentes a la misma, me recuerda una cena, a mediados del 2013, en casa de Miguel Ángel Cortés a la que asistieron unas cuarenta personas entre las que se encontraban desde el ministro Wert al entonces " chambelán" en ejercicio de la Casa Real, Rafael Spottorno, pasando por el propio Aznar, Ana Botella, Esperanza Aguirre y Eduardo Zaplana entre otros dirigentes del Partido Popular.

Aquel ágape nocturno y de larga duración sirvió para volver a conjurar a todos los demonios que ponían en cuestión y criticaban con dureza la gestión de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal al frente del partido y de sus respectivos gobiernos. Una situación que se volvió a repetir con trazos gruesos en las palabras que la expresidenta de la Comunidad de Madrid le dedicó a la secretaria general en las Ejecutivas del PP regional que presidió, hasta el punto de que tuvo que ser su sucesor, Ignacio González, el que tuviera que templar gaitas y evitar males mayores. Esperanza y María Dolores habían sido jefa y subordinada pero la distancia y las obediencias debidas habían cambiado.

La aparente inacción del entonces presidente del gobierno y líder del partido ante aquella situación, pese a conocerla hasta sus últimos eslabones, obedecía según su " sanedrín" de Moncloa al temor que le inspiraba la posible ruptura del partido y la aparición de una nueva formación por su derecha - nacería meses después VOX alentada en principio por el propio Aznar - integrada por los ex que se sentían marginados y que veían en las elecciones - empezando por las europeas y siguiendo por las municipales y autonómicas hasta llegar a las generales - su desaparición de las listas, algo que les hubiera dejado fuera de sus parcelas de poder , ya sea en el cómodo y bien pagado Estrasburgo, donde Jaime Mayor Oreja y Ana Mato " encontraron" el suyo, por ejemplo, o en los miles de Ayuntamientos en los que el PP estuvo gobernando hasta el gran cambio de 2019.

El flanco más débil de José María Aznar estaba hace diez años y lo sigue estando en la venta de viviendas públicas a los fondos buitres realizada en la época en la que su mujer, Ana Botella fue alcaldesa de la capital del Reino. En esa tesitura se encontraba también y por otros motivos totalmente diferentes el presidente de la Comunidad de Madrid que había sustituido a Aguirre, si bien éste parecía contar con el tradicional apoyo que desde la presidencia del partido y desde la secretaria general se mantenía hacia los dirigentes madrileños.

Aquellos problemas, trasladados a los actuales líderes de una Comunidad y un Ayuntamiento tan emblemáticos como los madrileños, en los que, además, la alargada sombra de Esperanza Aguirre se mantiene sobre los que fueron sus discípulos pese a su comprobada capacidad de " emitir mensajes" de renovación y necesidad de cambios profundos en la vida política y en la forma de elegir a los representantes públicos, son extrapolables al resto de Comunidades, desde aquellas en las que existen líderes populares tan consolidados Galicia,a las que ven cada día como las batallas internas ponen en peligro el poder conseguido por sorpresa y gracias tanto a la aparición de Vox, tanto como por el continuo cambio de alianzas de Ciudadanos, como es el futuro consumado y a favor del PP en Andalucía y en Madrid, tanto en la autonomía como en el Ayuntamiento de la Capital, y posiblemente en el de las capitales andaluzas.

El caso de Aznar, que es muy parecido al de González en el PSOE o el de Pujol en CiU, viene a confirmar que los relevos de los líderes son siempre difíciles y que los choques y enfrentamientos con los sucesores parecen asegurados, sobre todo cuando los segundos y hasta los terceros les deben la designación a las decisiones de los primeros, cuyas sombras son muy alargadas.


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