NACIONAL

Tres manos para cerrar en mayo la herida de Ayuso en Madrid

Raúl Heras | Martes 05 de abril de 2022

En Sevilla, mascarilla frente a mascarilla y mirándose a los ojos, las dos manos de Isabel Díaz Ayuso agarraron con fuerza la mano derecha de Alberto Núñez Feijóo. Es un acuerdo de futuro el que están sellando, la fase siguiente a las conversaciones previas al Congreso de Sevilla. La siguiente cita es en Madrid en el próximo mes de mayo, fecha en la que la actual presidenta de la Comunidad se convertirá en presidenta de su partido en este territorio. Sin más retrasos, ni dudas.



El quiso ser presidente del partido desde hace años, tan sólo esperaba la mejor ocasión, cuando los rivales hubieran entregado sus aspiraciones y le hubieran convertido en la única alternativa posible y creíble; ella soñó durante unos meses con alcanzar la cima en tiempo record, entre los empujones de los que le habían empujado a subir cada vez más deprisa y las dudas acerca de lo que haría su compañero habitante de la Galicia de las runas.

Sus manos entrelazadas valen más que la carta rota de Fraga, más que los acuerdos de un Consejo de Administración, más que los Estatutos del propio partido. Representan el compromiso de dos dirigentes que en nada se parecen pero que se complementan y que han asumido caminar juntos en este largo maratón electoral que se nos viene encima a todos los españoles y en especial a los militantes que aspiren a estar en alguna de las mil listas que tendrán que hacerse en los próximos veinte meses.

En este 2022 irán a las urnas los ciudadanos andaluces y Juanma Moreno ya ha conseguido el mayor de loos respaldos para que busque la mayoría absoluta y no tenga que depender de Vox, ya consumado el desastre de Ciudadanos. Será el primer examen al que se someta la nueva dirección del Partido Popular.

Salvo sorpresas, ni Juan Espadas, ni Teresa Rodríguez, ni cualquiera de las confluencias que se pueda inventar Yolanda Díaz, pueden competir con el hombre que llegó al poder de forma inesperada en diciembre de 2018, rompiendo la hegemonía histórica del socialismo andaluz.

Si en el PP creen que la victoria en Andalucía está asegurada , lo único que les preocupa es encontrarse en Sevilla con el mismo compromiso con el que se ha encontrado Fernández Mañueco en Valladolid: hay que pactar con Santiago Abascal para asegurarse el Gobierno. Por eso Moreno Bonilla mantiene al ubícuo Elias Bendodo para que le organice la campaña y, si fuera necesario, las negociaciones, que pase lo que pase y salvo mayoría absoluta van a ser mucho más duras que las de hace cuatro años.

A mediados de mayo de 2023 todos los españoles, municipio a municipio iremos a las urnas para elegir a nuestros alcaldes. También a doce gobiernos autonómicos. Ese mes tanto Núñez Feijóo como Pedro Sánchez tendrán su primer gran enfrentamiento, el que les indicará si el futuro les sonríe más a uno que a otro. Cincuenta y dos capitales de provincia, el poder autonómico en Asturias, Cantabria, La Rioja, Aragón, Navarra, Castilla La Mancha, Extremadura, Murcia, Comunidad Valenciana, Baleares, Canarias y Madrid, siempre Madrid.

Si importante es lo que ocurra en Andalucía este mismo años, e importante lo que arrojen las urnas en mayo en la Comunidad Valenciana y en Navarra, lo que marcará la futura victoria o derrota de los dos dirigentes del PSOE y del PP será lo que ocurra en la autonomía madrileña. La capacidad expansiva de la región más importante de España, tanto a nivel político como económico, no tiene rival.

Si Mañueco ha necesitado en la Vieja Castilla el apoyo de Vox a cambio de aceptar a sus dirigentes regionales en el Gobierno, Díaz Ayuso puede encontrarse con la misma situación. Y si además se produce el mismo fenómeno y la misma necesidad en otras zonas y con otras Administraciones, el discurso centrista de Feijóo se tambaleará y hará que por esa rendija entren en tromba los argumentos del PSOE en cada territorio.

Se hace camino al andar y si se hace en compañía y con las manos unidas se hará más corto y más seguro. Esos versos están en el enlace de los dedos apretados de Isabel y Alberto, de Alberto e Isabel. Los dos creen que el tiempo juega a su favor pero la suerte es caprichosa y hasta vengativa cuando los humanos creen que están en posesión de todos los números de la lotería electoral.

Puede que tengamos que esperar hasta enero de 2024, si desde Moncloa deciden alargar la Legislatura al mayor plazo quien permiten las leyes, un tiempo en el que la dura crisis económica puede enterrar a unos, lo que ostentan el poder, y dejar vía libre a los que esperan.


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