NACIONAL

La boda perfecta de Isabel y Alberto para que el PP regrese al poder

Raúl Heras | Miércoles 16 de marzo de 2022

Arrimadas será una de las víctimas y Abascal el futuro padrino de una boda gubernamental tan necesaria como la que se va a producir en Castilla y León



El amor político casi siempre se basa en una necesidad. Los novidos, amantes, amigos con derecho a roce dentro de los partidos se convierten en cómplices pasajeros durante el tiempo que necesitan para alcanzar el poder. Eso es lo que sienten Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso en estos momentos. Desde la distancia y con casamenteros financieros por medio.

El presidente de la Xunta de Galicia y futuro presidente del PP a partir del próximo tres de abril y la presidenta de la Comunidad de Madrid y futura presidenta del partido en ese mismo territorio ya han asumido que la necesidad de amor político es mútua. Será una relación con fecha de caducidad y con las urnas como su gran Cupido.

Mientras los votos les respalden Isabel y Alberto intentarán enterrar los viejos celos que terminaron por destruir a Pablo Casado y a su lugarteniente, Teodoro García Egea. La labor de Esteban González Pons como eficaz Celestina está asegurada tanto e el plano interno del partido como en el exterior hacia el socialismo que tiene en el discreto y también gallego, José Blanco, a su mejor embajador.

Dentro de la mejor tradición de los enlaces por poderes, que tanto han aprovechado los detentadores del poder en esta España Nuestra, el que van a escenificar en Sevilla los dos quiere llevar a la derecha al optimismo liberal y centrista, que termine por destruir por completo a Ciudadanos, y al conservadurismo radical que pueda cerrar la sangría que les ha producido Vox.

Inés Arrimadas será una de las víctimas y Santiago Abascal el futuro padrino de una boda gubernamental tan necesaria como la que se va a producir en Castilla y León con Fernández Mañueco, el hijo del que fuera alcalde de Salamanca, requeté y procurador de las Cortes Orgánicas del franquismo y cuya foto acompañando al Caudillo, a finales de los años sesenta, en el Rolls Royce del entonces Jefe del Estado se puede ver en las redes sociales como un buen ejemplo de la cercanía que en la historia le une a Juan García-Gallardo, su futuro vicepresidente.

Ni Núñez Feijóo puede cambiar su estilo de hacer política, que lleva a muchos dentro del PP a equipararlo con Mariano Rajoy, ni Díaz Ayuso puede renunciar a su estilo de enfrentarse al socialismo de Pedro Sánchez y sus socios de Gobierno.

A ambos esos comportamientos les han dado muy buenos resultados en Galicia y en Madrid. Se complementan de la misma forma que lo hacen los matrimonios pactados en los que los dos contrayentes se dejan guiar mucho más por las ventajas sociales y económicas de la unión que por el afecto de sus corazones.

Las ofrendas de los testigos que ya les acompañan son generosas y útiles, por lo menos hasta mayo del 2023, fecha en la que las urnas tendrán que revalidar si esos apoyos son duraderos y valiosos de cara a las elecciones generales, que es el fin del camino que ha iniciado Feijóo tras quince años de dudas, y también de victorias en su patria chica.

Cinco Comunidades autónomas cuyas futuros Gobiernos - si los votos lo permiten - tendrán que incluir entre sus miembros a los “compañeros” y “hermanos separados” que lidera Santiago Abascal.


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