Raúl Heras

El juego del mentiroso hace furor en Andalucia

Miércoles 09 de enero de 2019
Si la nueva presidenta del Parlamento andaluz quiere, el gobierno socialista en funciones puede durar meses. Ya ha pasado en España con el PP de Mariano Rajoy, con convocatoria final de nuevas elecciones. Todo depende del tripartito de derechas que juega al mentiroso intentado engañar cada día a sus compañeros de mesa.

Primer y principal objetivo declarado del PP, de Ciudadanos y de Vox: echar al PSOE de Susana Díaz del gobierno. Para ello tienen que pactar. No les queda más remedio. Puede que alarguen la timba de cargos y promesas pero o lo hacen o perderán lo que ya han ganado. Sus 59 escaños pesan más que los 50 del binomio de la izquierda. Y si en Andalucía vuelven a ir a las urnas, lo más probable es que la abstención que perjudicó a los socialistas y al Podemos autonómico no se repita.

Santiago Abascal y los suyos han puesto sobre el tablero político la mayor de las mentiras. Sus 19 puntos son imposibles de aceptar y más imposibles aún de llevarlos a la práctica. Habría que cambiar no sólo el Estatuto de Andalucía, habría que cambiar la Constitución. Juan Manuel Bonilla y Juan Marín han puesto poco menos que el grito en el cielo. Otras dos mentiras. Sin Vox no hay gobierno y sin gobierno sus propias carreras políticas, sobre todo en el caso del que se ve de presidente por sorpresa, corren el peligro de desaparecer.

Desde el PP van a hacer lo posible, lo imposible y hasta lo imposible de lo imposible por conseguir el gobierno. Negarán tres veces, como dicen que hizo San Pedro antes de conseguir convertirse en el primer Papa del cristianismo, pero el poder siempre tiene un precio y es muy agradecido.

Desde Ciudadanos lo tienen más fácil en apariencia. Ellos han ganado en votos y en escaños pero siguen como tercera fuerza. Y puede que en una repetición electoral los votantes decidan que mejor sumar votos en una dirección que repartirlos en tres. Lo mismo que le puede ocurrir con mayor fuerza a Vox.

Los que hayan jugado alguna vez al mentiroso saben que se gana tanto si el rival opta por creerse la verdad como si opta por creer que es mentira la jugada que se ofrece a su opinión. Se trata de que el engaño funcione. Por la derecha las intenciones del tripartito están claras: hablar mucho, negar mucho, enfadarse mucho, reprocharse mucho pero... o pacto final con reparto de carteras entre PP y Ciudadanos, con Vox exigiendo cumplimiento de promesas y hasta de acuerdos firmados, o cita con las urnas para repetir la experiencia.

Descartado que desde la derecha le vayan a dejar al PSOE que siga gobernando otros cuatro años, tampoco tiene ningún sentido que desde el propio partido quieran que Susana Díaz se presente a la investidura para lograr, como mucho, los 50 votos que suma con Teresa Rodríguez y sus díscolos y disminuidos compañeros. Ni que desde Adelante Andalcía le empujen a ello. Otra vertiente del mismo juego del mentiroso.

Los cinco jugadores conocen las reglas del juego. Saben que el tiempo es elástico, tanto que si Marta Bosquet Aznar no convoca el Pleno para escuchar y votar al candidato/a a la presidencia, el reloj de los dos meses de tiempo seguirá parado. En teoría podría darse la paradoja de que dentro de cuatro meses, con las urnas municipales y europeas colocadas en las ocho provincias andaluzas para elegir a sus futuros alcaldes y concejales aún no tuvieran a un presidente en el Parlamento y con plenos poderes.

Si la derecha tripartita es incapaz de ponerse de acuerdo sobre una mínima base de gobierno en Andalucía, el mensaje que van a mandar al resto de España va a ser muy negativo para sus intereses. Ya no estaremos hablando de lo que le conviene a Moreno Bonilla, a Marín o a Serrano. Ni siquiera de lo que le conviene a Díaz o Rodríguez. Será una mala noticia para Pablo Casado, para Albert Rivera y para Santiago Abascal. Y una muy buena para Pedro Sánchez y para Pablo Iglesias, a los que, por otra parte y si pudieran no les molestaría nada que sus compañeros andaluces cambiaran de dirigentes.


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