NACIONAL

Dos bodas y un divorcio

Jueves 16 de abril de 2015

Llaman a esponsales desde Izquierda Unida hacia Podemos y otro tanto hacen desde UPyD hacia Ciudadanos. Hay mucho casamentero suelto que no quiere perderse el convite de las elecciones de mayo. Novias despechadas y novios desganados que se dejan querer en la distancia.



Con un divorcio catalán por medio y dos grandes padrinos satisfechos.

Puede que se celebren dos bodas multitudinarias ( como las que celebraba la secta del coreano Moon hace unos años ) antes de los comicios en los que se va a decidir, de verdad, el auténtico poder territorial en España: las de los seguidores de Pablo Iglesias y de Alberto Garzón en cientos o miles de municipios e incluso autonomías; y las de los militantes que han descubierto su futuro junto a Albert Rivera con los que dudan de ese mismo futuro si Rosa Díez sigue dirigiendo UPyD. Lo sucedido en el cónclave de esta última con la " patada hacia adelante" que ha conseguido su líder no significa que no vayan a producirse deserciones puntuales en busca de mejores acomodos. Y puede que en ese mismo espacio de tiempo se consume el divorcio entre la Convergencia de Artur Mas y la Unió de Josep Antoni Duran Lleida, en este caso por la existencia de un tercero que ha terminado por romper ese viejo " matrimonio" como es Oriol Junqueras y su Esquerra Republicana. Duran ya ha dado el primer paso con la creación de un nuevo partido con el que presentarse a las autonómicas catalanas de septiembre.

Los dos padrinos de tanta festividad mantienen posiciones enfrentadas pero intereses comunes y priman más los segundos que las primeras. A Pedro Sanchez y Mariano Rajoy les " asusta" el crecimiento de Podemos y de Ciudadanos, pero les infunde mayor temor que la catarsis social alcance a la esencia misma de la política española desde el año 1977, al pacto no escrito que llevó a las normas electorales, a la ley D'Hont, y a la puesta al día de los viejos pactos de la Restauración Borbónica entre Cánovas y Sagasta: bipartidismo alternativo en la gobernanza de los asuntos públicos. Los dos líderes tienen graves problemas en "casa" y sólo un resultado decente en mayo, crecer en el caso del socialista, y no perder mucho en el caso del popular, les permitirá mantenerse en el puesto de cara a las generales. A Sánchez, que quiere apuntarse el magro triunfo en Andalucia le niega el pan y parte de la sal Susana Díaz, y a Rajoy sus barones regionales le abandonaron en el primer Comité Nacional tras la debacle de Despeñaperros. Todo un aviso para ambos.

Si Podemos se consolida en la izquierda y sustituye en ese papel al PCE del regreso del exilio de Santiago Carrillo y, posteriormente, a la IU de Julio Anguita y Cayo Lara; y Ciudadanos se convierte en lo que quiso ser UPyD y no ha podido y lo que quiso ser aún de peor manera y con muchos peores resultados el Partido Reformista de Antonio Garrigues, Florentino Pérez y Miguel Roca, todo seguirá igual, con nuevos nombres pero sin tocar el centro del problema, la necesidad de cambios en el acceso de la sociedad al poder político desde una auténtica democracia de base. Y, por supuesto, sin los privilegios de lo que gozan los partidos y sus dirigentes.

España, así, no repetiría lo sucedido en Italia con la caída y desaparición de la Democracia Cristiana, del Partido Socialista y del Partido Comunista, y la llegada al poder de un Silvio Berlusconi; y tampoco repetiría lo que ha sucedido en Grecia con la ascensión y triunfo de la Syriza de Tsipras, el ejemplo en el que se miran Podemos e Iglesias. Diferente una vez más dentro de Europa, nuestro país mantendría una vieja estabilidad en torno a la Corona que tranquilizaría al resto de países, aliviados a su vez de las presiones que viven dentro de sus fronteras por los mismos deseos de sus ciudadanos.

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