NACIONAL

Si 2025 ha sido duro para Sánchez y el PSOE 2026 lo va a ser más

Raúl Heras | Martes 30 de diciembre de 2025
Este año 2025 que se marcha envuelto en más escándalos de con los que entró, el más duro posiblemente en toda la moderna historia del PSOE, va a encontrar consuelo en el inminente 2026, que llega dispuesto a batir todos los récords en cuanto a enfrentamientos entre los partidos políticos, tanto dentro como fuera de los mismos, con varias elecciones autonómicas decisivas que van a incrementar la ya habitual lluvia de insultos y descalificaciones entre los dirigentes y con una sociedad a la que cada vez le molestan más las peleas de sus dirigentes y se desintegra por capas sociales y generacionales sin que los responsables de las descalificaciones sepan como fabricar el futuro.

Se puede aplicar al 2026 y a la izquierda española en general ese dicho tan popular y tan viejo: “si pongo un circo, me crecen los enanos”, que es una forma cínica de llamar de otra forma a la mala suerte. Si en el PSOE pensaban que con los escándalos de corrupción de una parte crucial de sus dirigentes ya tenían bastante, la irrupción de las denuncias sobre acosos sexuales no parecen tener fin; el último, por soez y autocomplaciente, del concejal del Ayuntamiento de Martos, en Jaén, puede ser el último clavo en la cruz que tiene preparada la vicepresidenta del Gobierno y candidata a la Junta de Andalucía. La chabacanería, el machismo que aparece en ese pequeño video que su propio autor, Manuel Martos, subió a las redes sociales, desarma una buena parte de los ataques que desde el PSOE y el feminismo se están haciendo hacia el actual presidente de Andalucía, Juanma Moreno, por el caso de los cribados del cáncer.

Los sumarios en los que están implicados la mujer del presidente del Gobierno y su hermano, que pueden alargarse hasta comienzos del verano, tanto en Madrid como en Badajoz; y los que mantienen en la cárcel a José Luís Abalos y Koldo Aguirre y que tienen en Santos Cerdán a la persona que ha estado más cerca de Pedro Sánchez políticamente en los últimos ocho años, van a formar parte esencial de la munición pesada con la que la oposición bombardee a Pedro Sánchez, a su Gobierno y a la suma de partidos que le mantienen. Ni el PP de Núñez Feijóo, ni el Vox de Santiago Abascal están dispuestos a dejar a un lado esas acusaciones judicializadas, al revés, con ellas van a terminar forjando la alianza de gobierno que les piden sus bases y sus votantes. En Extremadura, la clara ganadora en las recientes elecciones, María Guardiola, ya ha dejado de atacar por su derecha y s dispone a compartir el poder con Angel Pelayo. Lo lograrán más pronto que tarde, al igual que pasará en Aragón, en Castilla y León y en Andalucia entre los meses de febrero y junio. Tres elecciones y tres previsibles derrotas de la izquierda en general y del PSOE en particular, derrotas que se le imputarán a Pedro Sánchez más que a los distintos candidatos autonómicos, que además han estado o están en el Consejo de Ministros.

Si hasta ahora el único lider socialista que se atrevía a discutir y criticar la línea el Gobierno, sobre todo en los pactos con los independentistas catalanes, era el presidente de Castilla la Mancha, Emiliano García Page, los intentos de una parte de antiguos dirigentes socialistas en articular una alternativa para lo que consideran inevitable, la salida de Pedro Sánchez de La Moncloa, ya han visto como el ex ministro Jordi Sevilla ha puesto su nombre sobre la mesa, al margen de la poco o nula capacidad que tiene en estos momentos para llegar a la militancia del partido. Por algo se empieza.

En la otra izquierda y tras las elecciones extremeñas, las distintas formaciones que tuvieron a la marca Sumar como aglutinadora en 2023 ya están pensando en cómo hacer las futuras listas de cara a las urnas, con Podemos dispuesto a no dejar que Yolanda Díaz siga al frente. La débil Izquierda Unida de Antonio Maillo está en el centro, lo que ya da una imagen de los difícil que va a ser conciliar los deseos con la realidad.

Con una realidad que se está consolidando a pasos agigantados: recurrir al fantasma de la ultraderecha ya no asusta al electorado, ni fuera de España, ni en España. Vox y Abascal forman parte inseparable del paisaje de la derecha española, que en la suma de sus dos grandes formaciones, a las que en un momento determinado se puede sumar la Alianza Catalana de Silvia Orriols, rompiendo el maleficio que hasta ahora ha tenido la derecha españolista en esa Comunidad, tienen su gran oportunidad para regresar al poder que perdieron en 2018 por la moción de censura contra Mariano Rajoy. Un año muy duro para el socialismo oficial y lleno de esperanzas para la actual oposición.


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