Un simple vistazo, con criterio profesional permite “colocar” al lado de los populares al setenta u ochenta por ciento de los grandes y clásicos medios periodísticos, desde las cabeceras digitales a las televisiones, y no tanto a las redes sociales.Son el mejor de los apoyos para que Feijóo pueda conseguir ese objetivo ya que forman la primera línea de combate contra las trincheras en la que se están refugiando la mayor parte de los dirigentes socialistas.
Dentro de tres días comienza el gran festival de las urnas en Extremadura, con dos claros vencedores, María Guardiola que podría seguir al frente del Gobierno y Óscar Fernández al que le pedirá su apoyo para alcanzar la mayoría de 33 escaños. El precio que le pedirá Santiago Abascal a Ńúñez Feijóo será muy parecido al que le ha pedido en la Comunidad Valenciana. El PP puede conseguir 29 o 33 de los escaños mientras que Vox espera llegar a siete u ocho. La izquierda, por sus parte, y sin el lastre de Sumar es posible que llegue a cuatro plazas en la Asamblea, que junto a las 23 del PSOE tendrán que afrontar otro año y medio de oposición antes de volver a presentarse pidiendo el voto de los ciudadanos en los comicios municipales de mayo de 2027.
En Febrero, la segunda de las Comunidades gobernadas del PP, Aragón, intentará que su presidente, Azcón, se mantenga durante otro años y medio, con el mismo apoyo de Vox y a esperar a la gran cita múltiple de mayor del 2027. Es el mismo camino que emprenderá en el mes de marzo el presidente de Castilla y León, Mañueco, para convencer a Vox de la necesidad de su apoyo y dejar fuera a la izquierda del PSOE y a la que pueden formar desde Podemos, Izquierda Unida y el Movimiento Sumar pese a los ”odios” acumulados entre Yolanda Díaz e Ione Belarra.
Quedará un “hueco” hasta junio, que se celebrarán las más importantes de todas, las andaluzas, con Juan Moreno intentando el Gobierno en solitario si consigue la mayoría absoluta de la que goza en estos momentos, pero con la presión que en estos meses va a recibir de los seguidores de Santiago Abascal. Las otras autonomías que gobierna el PP, desde Baleares a Cantabria, pasando por Murcia pueden intentar jugar la misma estrategia de ir sumando victorias parciales en las urnas antes de la gran pelea entre Sánchez y Feijóo, una suerte de mociones de censura en paralelo que le eviten al lider del PP tener que presentarla en el Congreso, pese a que no tenga asegurados los votos que le dieran la victoria.
Le permitiría trasladar a los ciudadanos un programa de gobierno que se centrará en las necesidades básicas como son la vivienda, la sanidad, las pensiones, la sanidad o la educación, que convenzan a los casi cincuenta millones de españoles que ha llegado la hora de cambiar. Si no lo consigue y Pedro Sánchez “llega vivo” a la Primavera de 2027 sus opciones de mantenerse en Moncloa, merced a nuevas alianzas con una parte de su izquierda y los nacionalistas será muy grande. Todo lo que haya sucedido en esos dieciséis meses serán daños colaterales.
Existe un factor muy difícil de valorar en estos momentos, la abstención, no tanto por las consecuencias inmediatas en cada una de las elecciones, en las cuales esa misma deserción de las urnas - que será más numerosa en la izquierda- le favorece al partido de Feijóo por la aplicación de la Ley d¨Hont, pero que puede dejar una gran bolsa de indecisos a la espera de las elecciones generales, tras dos años de escándalos que van a polarizar ideológicamente el electorado, en un contexto internacional en el que las acciones militares que se tomen desde La Casa Blanca y las respuestas que se den desde El Kremlin y Pekín cambiarán los equilibrios globales, especialmente los europeos, empeñados en mantener indefinidamente una guerra en Ucrania que saben que es imposible de ganar pero que les sirve a sus tambaleantes economías para evitar los más grave de sus respectivas crisis; sobre todo si logran “adueñarse” de los 200.000 millones de dólares que Rusia tiene depositados en Bélgica con la excusa de que servirán para fortalecer militarmente a Ucrania y la posterior reconstrucción del país si finalmente se lanza la paz, la misma que dijo Donald Trump que esperaba que estuviera firmada antes de la Navidad. Paz que debería ser distinta de las que dice haber conseguido en Palestina, en Sudán, en Camboya pese a que en todos esos países siguen las muertes y las batallas entre las facciones opuestas