En el mes de octubre ya hemos superado el 3,1% de inflación, con los alimentos por las nubes, lo que hará que en poco tiempo comer fruta o huevos se haya convertido en una manjar solo acto para los ricos y para los políticos que gozan de todo tipo de “regalías” que les convierte en una casta cada vez alejada de los ciudadanos normales, como ya denunció el movimiento del 15-M y que algunos que hoy gozan de esas “mercedes” parecen haber olvidado.
Mientras “entretienen” a sus simpatizantes con sus problemas, los políticos de ambos grandes partidos (incluyendo a los que los apoyan) y los grandes medios de comunicación ocultan la realidad de una situación económica y social en España que castiga duramente a los trabajadores que ven como cada día cuesta más comer, pagar la hipoteca, arreglar su casa, el coche o viajar en un transporte público tanto tiempo abandonado en aras del espejismo de la alta velocidad.
Los principales causantes del despegue de la inflación son los precios de vivienda, agua y electricidad, que ya alcanzan un crecimiento anual del 7,5%. La alimentación “solo” ha subida una media del 2,4%, lo mismo que el transporte, pero con crecimientos para los alimentos básicos muy superiores, como el protagonizado por los huevos, que repuntan casi cinco puntos durante el último mes hasta un 22,5% anual. La carne de vacuno ha subido un 17,8% en el último año, la carne de ovino, un 7,7%, el pescado fresco con un 7,2% o la fruta fresca con un 6,3%. También suben de manera importante la leche, que se encarece un 4,4% o la carne de ave, que repunta un 3,7%. Como sen ve todo un desastre que no importa a los políticos.
Del problema de la vivienda ni hablar, porque cada vez que sale el tema , el gobierno y la oposición se baten en prometer grandes soluciones sin que finalmente nadie arregle nada desde hace decenas de años. Que una casa de 50 metros en Madrid supere ya los 500.000 euros (sin arreglar claro está) o más cde 300.000 en la periferia es sencillamente un castigo para trabajadores que ganan menos de 25.000 euros anuales. Es decir, que necesitarían nada menos que ma´s de diez años de trabajo, sin comer y sin beber, para comprarse una casa. La solución, que los padres les paguen la entrada y los ellos se endeuden a 30 años, es decir prácticamente hasta su jubilación.