Las brocas en el Congreso solo sirven para llenar los espacios “informativos” de las televisiones afines a uno y otro bando sin que se pongan en marcha medidas que ayuden a los ciudadanos a mantener su nivel de vida que ha empeorado sensiblemente en los últimos años. Ni se ha arreglado el tema de la vivienda, los trenes son nuna calamidad, ni se toman medidas para evitar la escalada de precios que sigue sin tope. Mientras se pegan los políticos, los damnificados por la Dana valenciana siguen sin recibir las ayudas para poner en pie sus casas y sus pequeñas industrias.
Años y años dedicados a preocuparse de los problemas de las minorías –cosa que está muy bien y debe seguir- ha hecho que los sucesivos gobiernos hayan interiorizado que la mayoría de los trabajadores viven bien y que no necesitan sus cuidados. Desde la época de Zapatero, que fue el que descubrió el asunto, los partidos se han batido en unas elecciones donde primaban más las minorías que las mayorías, cosa de la que ahora se aprovecha Vox para tratar de abrirse camino electoral, especialmente después de los triunfos de Trump en Estados Unidos y de Milei en Argentina, sin contar la victoria de Georgia Meloni en Italia y la escalada de Marine Le Pen en Francia.
No hay otra explicación al incremento de votantes de Vox, que le dan las encuestas en España, que la constatación de que cada vez más ciudadanos piensan que tanto el PSOE como el PP no han hecho nada para impedir el descenso generalizado del nivel de vida de los ciudadanos.
El ascenso de Vox seguramente será un paso en falso y que le ocurrirá al partido de la ultraderecha lo mismo que les pasó a Ciudadanos y a Podemos, que se desinflaron en cuanto se comprobó que su presencia en las instituciones no servía para cambiar la situación de fondo, lo que definitivamente llevará a los ciudadanos a olvidarse de las urnas y dedicarse a solucionar sus problemas al margen de los políticos.