El presidente de la Generalitat y exministro de Sanidad se ha convertido en el “vicepresidente real” de Pedro Sánchez para negociar con las grandes empresas que están implicadas en los temas de estado, como pueden ser la Defensa, la Energía y las Comunicaciones. Salvador Illa apostó por convertir a Marc Murtra en presidente de Telefónica, dejando que fuera Manuel de la Rocha, desde Moncloa, el que encajara a Angel Escribano en la presidencia de Indra, un doble movimiento que habría sido imposible sin la presencia de Carlos Ocaña en el Consejo de la compañía de telecomunicaciones, por un lado, y en la dirección general adjunta del Real Madrid.
Desde Barcelona se convenció a Pedro Sánchez de la necesidad de los cambios (que se concretaron en la salida de Alvarez Pallete tras la reunión del expresidente de Telefónica en Moncloa en la reunión convocada en el despacho de Manuel de la Rocha ), algo que propició las conversaciones del presidente del Gobierno con Florentino Pérez e Isidre Fainé, y la actual posición de Criteria dentro del grupo de ACS como segundo mayor accionista con el 9,36% por ciento, detrás del propio Florentino, que mantiene su 14,5%, y por delante de socios históricos como Alberto Cortina, Alberto Alcocer y el Fondo BlackRock.
En este cruce de cambios ejecutivos y compra venta de acciones - pendiente de la compra final de la empresa Escribano por parte de Indra que puede implicar a los tribunales europeos de llegar a formalizarse - la presencia de Salvador Illa es tan imprescindible como lo es en las conversaciones con el dirigente de Junts, Carles Puigdemont, de cara a la aprobación o no de los ansiados Presupuestos Generales para 2026. Illa mantiene una buena relación con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, lo mismo que De la Rocha, algo que les ha distanciado de María Jesús Montero, la número dos del Gobierno y del PSOE, a la que ya sitúan fuera del Gobierno central por su candidatura para las próximas elecciones autonómicas en Andalucía.
El responsable de la Generalitat tiene la “obligación territorial” de intentar influir en el resultado final de la OPA hostil del BBVA sobre el Sabadell, la segunda entidad bancaria de Cataluña por detrás de La Caixa, con el dúo Oliú y González-Bueno intentando que Carlos Torres no solo no alcance el 50% de las acciones de su banco en la OPA, que tampoco sobrepase el 30% de las mismas, que llevaría a la entidad vasca a convertirse en primer accionista y, desde esa posición, plantear una fusión entre las dos entidades, algo que desde el Banco Central Europeo defienden tanto la presidenta Christine Lagarde como el vicepresidente Luís de Guindos, que acaba de advertir de la burbuja que se está creando en el sector financiero con el aumento del valor de las acciones .
Al margen de los problemas judiciales que afectan a Pedro Sánchez en su triple condición de presidente del Gobierno, Secretario General del PSOE y marido de Begoña Gómez, desde Europa miran con preocupación la posibilidad de que un “derrumbe” del actual poder de Moncloa, sujeto a pactos “contra natura” dentro de la izquierda más radical y de la derecha nacionalista, se una a la situación de crisis permanente que padece Francia con un Emmanuel Macron al que le han dimitido cinco jefe del Gobierno en los últimos dos años, incapaces de sacar adelante los Presupuestos en la Asamblea Nacional y sin querer adelantar las elecciones presidenciales ni presentar su dimisión.