Antiguo

La Marea Social de Cataluña

Raúl Heras | Martes 21 de octubre de 2014

Desde el gobierno de Maríano Rajoy y desde el PP de Mariano Rajoy se cree que manteniendo la presión sobre el gobierno de Artur Más y sobre la CiU de Artur Más se van a ganar dos batallas en Cataluña: La de la derrota del soberanismo y la de la derrota y destrucción...



De la siempre inestable alianza entre Convergencia y Unió. Una creencia que choca frontalmente con la " marea social" que crece de forma imparable en ese territorio y que está respaldada " políticamente" por más del 70 por ciento de la población y de forma directa por 87 de los 135 diputados que conforman el Parlament.

En el Partido Popular están convencidos de que sin salida política y financiera, sin alternativas culturales e históricas, el presidente este de la Generalitat acabará derrotado por los suyos y fuera de la esfera política. Y están convencidos de que el futuro del partido en Cataluña pasa por una futura " relación" con los democristianos de Durán Lleida previa separación de estos del núcleo duro de los herederos de Jordi Pujol.

Sobre estos principios básicos de estrategia política, Rajoy mantendrá el no global a Más hasta que éste sea percibido como un grave obstáculo para el futuro de Cataluña, y que la imposibilidad de celebrar un referéndum en noviembre de 2014 desemboque en unas nuevas elecciones autonómicas en las que la ganadora sea Esquerra Republicana, una formación más radical en todo lo que afecta a la vida social y ante la que se movilizaría la parte más conservadora, industrial y financiera de esa Autonomía. Un movimiento que les llevaría a propiciar, buscar, apoyar y estimular un nuevo escenario en el que el PP y Unió ocuparían el centro del mismo.

La opinión que tienen en Cataluña del papel y del protagonismo de Artur Más es muy diferente del que se tiene en y desde Madrid. El presidente de la Generalitat " camina" más despacio de lo que lo harían otros líderes sustitutos si él tirara la toalla. Más es prescindible en el proceso en el que está sumida la sociedad catalana. Por encima de su nombre y de algunos miembros de su equipo de gobierno están los acuerdos que han suscrito CiU y ERC junto a otros grupos más minoritarios para intentar celebrar el referéndum del próximo noviembre con las dos preguntas encadenadas sobre la independencia.

En Cataluña se quiere votar y desde Convergencia se tiene la " seguridad" de que Unió no se desgajará de la coalición por mas que Duran y los suyos tensen periódicamente las relaciones, siempre en busca de un papel más protagonista. Es más: si se " fueran" - aseguran desde el santa santoral de CiU - hasta es posible que consiguiéramos más votos y no tendríamos la sangría que padecemos hacia ERC".

La preocupación por los desencuentros entre los dos gobiernos entre las elites del poder catalán y español es muy grande pues perciben que nadie va a dar su brazo a torcer y que sin negociación, ni salida a través de " concesiones" fiscales y culturales, el choque de trenes está garantizado y que sea cual sea el resultado de una consulta electoral adelantada, será malo para Cataluña y para el conjunto de España.

Señalan con acierto desde Barcelona que a las fuerzas que presentaron en el Palau de la Generalitat la fecha y las preguntas del Referéndum sobre la independencia habría que sumar, por lo menos, a la mitad del PSC de Pere Navarro, y ponen como prueba lo que está ocurriendo en las alcaldías gobernadas por los socialistas, incluida Lleida, que están aprobando mociones a favor de la consulta y en contra de la postura oficial del partido.

En el mundo financiero y empresarial catalán dan por seguro que Esquerra va a entrar a formar parte del nuevo gobierno de Artur Más y que contará con una vicepresidencia " política" como signo de la voluntad de ambas formaciones de llevar adelante sus planes. Además de ser la vía para un acuerdo de listas conjuntas para los comicios europeos de la próxima Primavera. Las respuestas dadas al discurso navideño del Rey son un buen ejemplo. E insisten cuando se les pregunta por las posibles salidas a la crisis institucional que sólo una negociación con renuncias y cesiones por ambas partes pueden evitar el " estallido" que se producirá en el otoño de 2014 y en el que no habrá vencedores, tan sólo vencidos.


Noticias relacionadas