En ese encuentro de escasos minutos en Moncloa el Presidente le pregunto a su víctima inocente ¿Cómo crees que me verá la historia en el futuro? y el bueno de Máximo, aunque no lo sepa, ese fue su día de suerte porque gracias al gesto caprichoso y despótico del Presidente, el periodista, novelista y librero conserva integra su dignidad.
La mejor y mas verídica biografía de Pedro Sánchez solo podría escribirla una de sus víctimas, y aunque son muchos los que sufren los malos modos, los gritos e incluso las frases soeces del iracundo más mentiroso de la historia contemporánea en la política española, hoy hemos conocido las amenazas directas que profirió contra los dirigentes de su partido que se atrevieron a llevarle la contraria.
Sus modos son violentos. Su tono de voz alcanza la naturaleza del grito. Su ira le conduce al insulto y la convicción de que puede hacer o decir lo que le venga en gana, le sitúa en el nivel del matón de barrio que se sabe con poder para exigirlo todo.
Javier Lamban, ex Presidente de Aragón ha tenido hoy un momento de legitimo desahogo en su conversación con Carlos Alsina en Onda Cero al recordar cómo el Presidente le agredió verbalmente, con gritos y amenazas, cuando se negó a cumplir sus órdenes en materias que iban contra su propia conciencia y los principios de lo que algún día fue el Psoe, hoy sustituido por una sociedad anónima cuyo único accionista es Pedro Sánchez.
Intento imaginar qué preguntas se hacen los militantes o cargos públicos socialistas que conservan algo de memoria o sentido crítico, y les `lanteo éstas : ¿Hasta cuándo guardarán silencio? ¿Dónde están las otras víctimas de Sánchez? ¿Cuántos ministros tienen insuficiencia coronaria? ¿Se sabe quiénes están yendo al psiquiatra?
Hoy es un buen día para que Máximo Huertas celebre el momento en el que Pedro Sánchez le puso una trampa, fue injusto con él pero lo alejó de la inmundicia.