El Congreso de primeros de julio es una decisión política inteligente, oportuna y peligrosa. Ya no habrá herencias recibidas, ni de Fraga, ni de Aznar, ni de Rajoy, el partido que salga de ese Cónclave será el suyo. Con una astuta maniobra previa: ya no serán las encuestas sociológicas las que dirán lo que piensan los españoles, serán esos mismos ciudadanos los que emitirán sentencia con su voto en, al menos, dos Comunidades que se presentan como bazas seguros del PP. Si Alfonso Fernández Mañueco logra mantener la presidencia de Castilla y León, con los mismos 31 escaños que consiguió el 13 de febrero de 2022, seguirá necesitando, al menos, diez por parte de Vox ( que consiguió trece en esas mismas elecciones). Es muy difícil que exista un trasvase de ese nivel por lo que tanto desde la derecha como desde la izquierda: 28 del PSOE y uno de Unidas Podemos, van a tener que esperar a los resultados que consigan las formaciones provinciales como la Unión del Pueblo Leonés, que tiene tres escaños en este momento; los otros tres de Soria ¡Ya!; y el solitario uno de Por Avila. Esos siete asientos en el Parlamento autonómico pueden ser decisivos para que Feijóo comience a subir los peldaños que llevan a La Moncloa.
En Andalucía, gracias a la desaparición de Ciudadanos y los 21 escaños que tenía, el Partido Popular de Juanma Moreno consiguió su primera victoria or mayoría absoluta en el que habñia sido el “granero” de votos del PSOE desde el inicio de la Democracia. Sus 58 asientos le permitieron no necesitar a Vox y superar a los socialistas con 28 parlamentarios de diferencia. La llegada como candidata del PSOE de la actual vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, puede cambiar el escenario pero, salvo que el centro sociológico que representaba Ciudadanos cambie, es muy difícil que el Partido Popular pierda el poder, sobre todo por las pérdidas y la división entre Adelante Andalucñía y Por Abdalucía, las dos formaciones que representan la fractura de lo que representaron Podemos, Izquierda Unida y los Verdes. Otro escalón, el más importante, para la subida de Núñez Feijóo.
Es posible que el objetivo político y de imagen electoral del presidente del Partido Popular no se límite a esas dos citas electorales y que convenza a la presidenta madrileña, al presidente de Murcia e incluso al presidente de Galicia que vuelvan a convocar elecciones, sin que eso altere el calendario de la Primavera de 2027. Isabel Díaz Ayuso ya lo hizo y consiguió la mayoría absoluta mientras que Fernando López Miras tuvo que recurrir de nuevo a los escaños de Vox. La suma de las dos derechas ( 21 + 13 parlamentarios sobre un total de 45 que tiene la Asamblea Regional ) mantiene una muy cómoda ventaja sobre la izquierda ( 13+ 2 escaños) por lo que es muy probable que desde la nueva Ejecutiva del PP se opte por aplicar la estrategia de adelanto electoral. En Galicia , Alfonso Rueda, mantuvo en 2024 la mayoría absoluta, pero la subida del Bloque Nacionalista Gallego puede compensar la caída del PSOE. Más riesgo que posible beneficio.
Planteamiento programático y electoral de caracter liberal y moderado - tal y como ya está haciendo Feijóo en sus apariciones públicas - y dureza hacia el Gobierno Central del PSOE y sobre todo del presidente Pedro Sánchez por todos los temas judiciales. Los resultados de las elecciones generales de 2023 indican que el PP se quedó a las puertas de La Moncloa y que Feijóo, de lograr sólo cuatro escaños más, sin que el Vox de Abascal retroceda, no tendría que negociar con ninguno de los dos grandes bloques de la derecha nacionalista, el catalán y el vasco. La estrategia es clara, queda por ver si de nuevo las urnas van en contra de las encuestas.