El relevo impuesto por la naturaleza de la cabeza visible de la Iglesia provoca una demostración del poder popular del cristianismo que debería darse más a menudo sin otro ánimo que el de reafirmar la necesidad de paz, dialogo, tolerancia, convivencia entre todos, respeto a los demás, pero con la firmeza y convicción que permite una civilización, un modo de vida muy digno para todos.
No es un slogan ni marketing en un mundo donde los influencers y mercachifles, como escribió el premio Cervantes, Álvaro Pombo, tienen ahora un lugar increíble. Francisco estuvo muy cerca de los pobres, defendió a los inmigrantes y promovió la discreción y la austeridad en su papado que ahora se ha aplicado en su entierro.
Francisco fue una figura revolucionaria en la Iglesia católica, destacando por su apertura hacia el mundo islámico y su activa defensa de los derechos humanos, la justicia y la paz.
Este compromiso se mantuvo hasta sus últimos días. En su último mensaje pascual pidió un alto el fuego en la Franja de Gaza, la liberación de los rehenes israelíes en manos de Hamás y el acceso humanitario para los civiles atrapados por la guerra.
Se distinguió por su liderazgo en el diálogo interreligioso, tendiendo puentes con el mundo musulmán. En 2019, hizo historia al convertirse en el primer papa en visitar el Golfo, donde firmó junto al Gran Imán de Al-Azhar, Ahmed El-Tayeb, el Documento sobre la Fraternidad Humana, una promesa conjunta de rechazar la violencia y promover la coexistencia, una visión que consolidó en su posterior visitar a Bahréin en 2022.
Su viaje a Irak en 2021, con un encuentro privado con el Gran Ayatolá Ali Sistani, líder espiritual del islam chiita, fue un hito en la reconciliación interreligiosa.
Francisco también recibió en el Vaticano a Mohammed Al-Issa, secretario general de la Liga Musulmana Mundial, en diciembre de 2024, reforzando la colaboración entre el islam y el cristianismo en temas globales.
Ahora, la Iglesia Católica se prepara para elegir al sucesor de Francisco. Un dato, de los 132, cardenales que participarán en el conclave, dependiendo de algunos casos con mala salud que no podrán asistir, el 79% fueron designados por el Papa Francisco.