SOCIEDAD

La metamorfosis

Diego Armario | Lunes 05 de febrero de 2024

La izquierda española ha dejado de ser sexy y se ha convertido en una secta obediente con normas estrictas que obligan a sus militantes a no salirse del cauce oficial. La de hoy es una izquierda con vocación estalinista que involuciona hacia la concepción del partido único.



El culto a la personalidad al líder aborta el más leve conato de crítica, y convierte a sus más próximos colaboradores en timoratos servidores que viven en una cárcel mental con barrotes imaginarios pero con sueldos que les compensan. Esa epidemia alcanza a los sectores que han entregado su pensamiento a la causa de un indigente moral que actúa como el flautista de Hamelin.

Recuerdo a intelectuales burgueses de la izquierda, a escritores y poetas, a filósofos y a sindicalistas que estuvieron en las cárceles de la dictadura y le pusieron algo de racionalidad a la ideología, pero ya están mayores y han entrado a formar parte de un museo de una historia que no existe ni siquiera en los archivos de Ferraz.

Las víctimas de Pedro Sánchez que han quedado en el camino son muchas, pero voy a citar solamente a dos: El País y el PSOE.

Ambos han desaparecido, aunque uno mantenga la mancheta y otro el logotipo, porque cuando un periódico es conocido y reconocido como “el diario gubernamental” y un partido se hace sus necesidades encima, ninguno de los dos es lo que dice ser.

La izquierda sociológica está huérfana de representación oficial que la identifique con sus principios, y eso lo saben los ciudadanos que han aceptado la estafa que representa Pedro Sánchez, que también los engaña, pero se lo consienten.

Este es nuestro gobierno, pero cuando en democracia los ciudadanos le otorgan su favor a quien les traiciona y devalúa con su discurso cambiante cualquier compromiso adquirido, la culpa nunca la tiene el estafador sino el que acepta ser víctima del engaño.

Hoy aparecen como apestados antiguos líderes del PSOE , pero los que hieden son los que adoran a un nuevo becerro que se está haciendo de oro, rodeado de gente que algún día fue admirada , y de otros que dan el nivel de mediocridad exigido para este tiempo de desahucio de un partido político.

Hace unos años publiqué “El Psoe en llamas” en la editorial La Esfera de los libros. Entonces el incendio del partido socialista había comenzado con Rodríguez Zapatero, que aún no trabajaba como comisionista de Nicolás Maduro. Hoy una segunda versión de ese ensayo se titularía “ Descanse en paz”, porque ni siquiera La metamorfosis de Frank Kafka podría igualarlo.