ECONOMIA

Es pronto para extrapolar

José Manuel Pazos | Lunes 17 de abril de 2023
En las últimas semanas se están publicado datos que apuntan a un descenso del crecimiento económico, bien es ciero que más en Estados Unidos que en Europa. Sin embargo, la moderación de la inflación no es tan evidente como pudiera parecer. Estamos en la fase inicial de un nuevo periodo en el que una singular confluencia de datos de inflación, crecimiento y eventos, están cambiando la psicología del mercado.

La consecuencia es que a pesar de que los tipos de interés oficiales se mantienen, los mercados cotizan descensos, y a efectos de su implicación en las cotizaciones de los activos en general y de los pares de divisas en particular, es lo que los mercados cotizan y no los tipos oficiales, lo más importante.

Por si fuera poco, y a raíz de la crisis de liquidez de algunas entidades financieras, la Reserva Federal se ha visto en la necesidad de volver a incrementar su balance mediante la compra de títulos en poder de los bancos, para asegurar así la liquidez del sistema. Las inyecciones de liquidez equivalen en la práctica a una reducción de tipos, pero a diferencia de una reducción de las tasas oficiales, pueden revertirse si las condiciones de estrés financiero se moderan o desaparecen.

SUBEN LAS EXPECTATIVAS DE INFLACIÓN

Contra lo que puede parecer, la moderación de la restricción monetaria resulta contraproducente, porque al aliviar su presión sobre la economía, limita su efectividad en el control de precios, resultando en la práctica una amenaza de repunte inflacionista una vez desaparecido el efecto base, que es en buena medida el causante de la reducción actual de las tasas interanuales. Aunque es evidente en las tasas subyacentes, la resistencia de los precios a moderar su alza, lo es todavía más cuando del análisis de los distintos componentes del IPC, resulta que todavía son más los que en tasa intertrimestral suben que los que bajan. No es extraño que las expectativas de inflación a un año de los consumidores en EE.UU. se sitúen en abril en el 4.6% desde el 3.6% de marzo. En ausencia de la crisis financiera que, aún en una interpretación arriesgada, puede haberse ceñido a algunas entidades, es muy poco probable que los mercados cotizasen descensos de tipos.

Lo contraproducente de esta situación es que es posible que los bancos centrales, tras este breve periodo de relajación, se vean en la necesidad de endurecer su discurso y cambiar de nuevo las expectativas actuales de los mercados. Llevado un paso más allá, verse forzados a frenar la inflación arriesgando crecimiento y por lo tanto reduciendo la probabilidad del deseado aterrizaje suave. Aun así, ni siquiera la solución es fácil, porque la profundidad de la contracción resultará muy difícil de calibrar, y en cuanto empezase a ser evidente, los bancos centrales tendrían la tentación de aliviarla vía recorte de tipos. El recurso a medidas fiscales que comprometer ha sido drenado en las sucesivas crisis, de modo que estamos en manos de la política monetaria, y si algo incide directamente sobre las cotizaciones son las expectativas de tipos de interés.

TAMBIEN APLICA AL DÓLAR

Es pronto para extrapolar lo que estamos viendo estos días, de modo que conviene no asentar la idea de tendencias ya definidas sin esperar a que tengamos un diagnóstico más certero de como evolucionarán las economías en el segundo trimestre del año.

Ya hay evidencias suficientes de que estamos arrancando un periodo de datos que apuntan a un descenso del crecimiento, consecuencia de la subida de tipos, del deterioro del saldo de ahorro acumulado durante la pandemia y del endurecimiento de las condiciones de crédito. Aunque los bancos centrales no se muevan, los mercados seguirán interpretando datos e intenciones, lo reflejarán en sus cotizaciones, y lo que hoy parecen sólidos y tendenciales movimientos, pueden ser revertidos en unas pocas sesiones. Esto también aplica al dólar.