NACIONAL

Las cuentas de Feijóo tras unir a Rajoy y Aznar

Raúl Heras | Domingo 05 de febrero de 2023
El presidente del Partido Popular ya tiene a sus dos “ex-jefes” apoyándolo. Desde este fin de semana en Valencia la derecha española, la económica y la social, ya ha recibido el mensaje político que esperaba. Nada de divisiones, todas a una contra el “Frankenstein” creado por Pedro Sánchez para gobernar. Digerido casi por completo Ciudadanos queda “por libre” el insurgente Vox de Santiago Abascal, que ya no podrá hablar de la “derechita cobarde”. José María Aznar está al otro lado de la red y lo que valía con Mariano Rajoy y Pablo Casado no vale con el gran refundador del partido.

Con el sillón de La Moncloa como objetivo Alberto Núñez Feijóo y su equipo echan cuentas de votos y escaños que necesitan. Ya han logrado que el Partido Popular sea el que era hasta 2015, cuando emergieron Podemos, Ciudadanos, Vox y una larga lista de pequeñas formaciones regionales y provinciales. Sobre esa base, esencial para intentar la victoria, tienen los populares que edificar su alternativa, con ls vista puesta, primero, a finales del mes de mayo, y más tarde en la fecha que termine decidiendo el calendario electoral y las normas, por un lado, y la voluntad estratégica de Sánchez, por otro.

Hoy, las fuerzas reales de Feijóo no son muchas, cinco autonomías de diecisiete y trece capitales de provincia de cincuenta y dos. En mayo serán doce las Comunidades que se jugarán sus futuros gobiernos, con el PSOE obligado a defender las nueve que tiene y el PRC la de Cantabria; las otras dos aparecen con una magen muy diferente entre ellas. La de Madrid es muy difícil que pueda cambiar de signo político, ya sea en solitario o con el apoyo de Vox, mientras que la de Murcia, tras los cambios producidos por la fallida moción de censura, estará en peligro hasta el reciente del último voto y el último escaño.

A nivel autonómico Feijóo, Bendodo y Gamarra saben que tienen poco que perder y mucho por ganar. San por descontado que van a tener más votos que el PSOE y el resto de las formaciones de izquierdas, pero tienen que tener, también, más escaños en cada Parlamento y Asamblea regional. Las mayorías absolutas, como la conseguida en Andalucía y antes en Galicia, implican votos, escaños y participación ciudadana en las urnas difíciles de conseguir. El ejemplo de Castilla y León va a estar muy presente, así como las diferencias en el Gobierno de Valladolid a la hora de aplicar políticas de consenso entre los integrantes de la coalición.

Cada una de las nueve Comunidades que gobierna el PSOE, con ayuda, es importante pero sobresalen la Comunidad Valenciana y la de Castila la Mancha. Derrotar a Ximo Puig y a Emiliano García Page arrebatándoles sus respectivos gobiernos sería el mejor refrendo al abrazo que se dieron, en la ciudad del Turia y ante los aplausos de los “seguidores” de ambos, Aznar y Rajoy. Para lograrlo es casi seguro que necesitarán del apoyo de Vox, una buena razón para distanciarse electoralmente de Santiago Abascal pero sin dañarle demasiado. Si se necesitan sus escaños para las investiduras cada arañazo en demasía será un puesto más a discutir, y las vicepresidencias ya están más baratas que hace un año.

Con las 52 capitales de provincia ocurre lo mismo. Ganada la Comunidad andaluza, conquistar Sevilla es el gran objetivo en ese territorio, tanto para Feijóo como para Juanma Moreno. Y, por el contrario, de perderla el PSOE, representaría un golpe muy duro para Pedro Sánchez. Se puede aplicar esa misma disyuntiva en Valencia capital o Castellón. Todo poder es importante por pequeño que sea, dentro de los ocho mil municipios que componen el entramado administrativo de España, pero si este “nuevo PP” que parece haber renacido en Valencia, tras los choques y desprecios pasados entre Rajoy y Aznar, lograra alguna de las cinco capitales castellano manchegas en las que hoy manda el PSOE, las opciones de triunfo en la futuras elecciones generales crecerían bastante.

En Galicia no hay compromiso autonómico que defender tras la marcha de Feijóo, pero sí municipal y de importancia. El PSOE controla A Coruña, Lugo, Vigo y Santiago de Compostela. Para Sánchez mantener las supondría una especie de “voto de castigo” a su principal adversario, y una sería advertencias a la cúpula del PP de cara a cada una de las citas futuras con las urnas.

En el Pais Vasco es imposible que el PP consiga el gobierno de las capitales y de los grandes Ayuntamientos, que se debería extender a Navarra; algo similar pero menos radical, de lo que le espera en Cataluña, pese a la suma de votos que puede proporcionarle la desbandada de los que apoyaron a Ciudadanos. Del resto de las batallas se sacarán conclusiones y se efecturán declaraciones por parte de todos los contendientes. Con un dato o número a tener muy presente, el de la abstención. Desde el centro de mando de la calle Génova, al igual que desde el de la calle Ferraz ya pueden ir poniendo a pnto las hojas de cálculo, y hasta las proyecciones históricas de. Todo lo ocurrido desde 1977. Para eso está la Intelgencia Artificial, por si falla la otra.


Noticias relacionadas