NACIONAL

... y Sánchez subió a los cielos del socialismo liberal

Raúl Heras | Domingo 27 de noviembre de 2022
De record en record el presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE ya está, por aclamción de los 132 representantes de otros tantos partidos socialdemócratas y liberales de todo el mundo, en el cielo político al que no llegaron ni Felipe González, ni José Luís Rodriguez Zapatero. Es el nuevo presidente de la Internacional Socialista, el mayor lobby político que existe en el planeta Tierra.


En treinta años de vida política y veinte en puestos públicos, Pedro Sánchez ha sido concejal en el Ayuntamento de Madrid por la renuncia de la doctora Elena Arnedo, tras ir en la lista que encabezaba Trinidad Jiménez, una de las dirigentes socialistas que más ha ayudado al hoy presidente junto al que fuera número dos de José Luís Rodríguez Zapatero, José Blanco. Junto a Oscar López y Antonio Hernando, “rescatados” para formar el núcleo duro del palacio de La Moncloa tras la salida de Ivan Redondo. Trinidad Jiménez le pedirá ayuda para competir en 2010 por la Secretaria General del PSOE de la Comunidad de Madrid frente a Tomás Gómez, convertido desde aquella victoria en uno de los críticos de Sánchez.
Si no había logrado entrar en el Ayuntamiento de forma directa al no ir en el puesto adecuado para los resultados que consiguieron los socialistas, otro anto le ocurrió en 2008 en la lista del PSOE por Madrid para las elecciones generales de ese año. De nuevo le sonrió la suerte un año más tarde, el exvicepresidente Pedro Solbes se marcha a Europa como presidente de la Junta de Supervisión financiera y su escaño pasa a manos del treintañero Pedro. Repite en las listas de Madrid en 2011, ya con Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del PSOE y con Mariano Rajoy flamante vencedor en la cita electoral. Va en el puesto once y los socialistas se quedan en diez. Sin problemas, renuncia Cristina Narbona y Sánchez regresa al Hemiciclo de la carrera de Sán Jerónimo. Otro record: estar en el lugar apropiado, en el momento apropiado.
En 2013 se lanza directamente a por el poder interno en el PSOE. Ya tiene experiencia europea de la mano de Carlos Westendorp y en la presentación del libro sobre la nueva diplomacia económica española, que escribe junto a Carlos Ocaña, le acompañan Elena Valenciano, Miguel Sebastian, Eduardo Madina y, por supuesto, Trinidad Jiménez y José Blanco.
Con unos mantendrá una exquisita relación con otro peleará por la Secretaría General un año más tarde, y con otros se producirá un distanciamiento que perdura hasta finales de este 2022. Multiplica sus apariciones en televisión, logra 40.000 avales de cara al Congreso Federal y logra su objetivo, al que ha aspirado desde que entró en el PSOE en 1993 tras la última victoria de Felipe González: dirigir el socialismo y luchas por la presidencia del Gobierno.
Tendrá que esparar y poner a prueba su “Manual de Resistencia”. Pierde frente a Mariano Rajoy las elecciones generales de 2015, intenta sumar escaños pactado con Albert Rivera, pero los 84 votos que aporta su grupo - el peor dato desde el año 1977 - son insuficientes. Sus planes y propuestas dividen al PSOE y a su Ejecutiva en 2016, de la que se marchan 17 miembros obligándole a dimitir de todos sus cargos.
Su ambición no cambia. Viaja a Estados Unidos y recorre España a la espera de la siguiente batalla, la que se produce en junio de 2017. Es cuando gana a toda la vieja guardia socialista, desde González a Rubalcaba, venciendo con holgura a la favorita, la por entonces presidenta de Andalucía, Susana Díaz y al ex lendakari Patxi López, al que “perdonará” de la misma forma que lo hace con sus dos amigos de ,los comienzos.
Cuando parecía que tendría que esperar a 2019 para volver a intentar vencer a un Mariano Rajoy que ha conseguido la segunda mayoría absoluta para el Partido Popular y ha pactado con el PNV la transferencia de cinco mil millones de euros a las arcas vascos, la primera sentencia del caso “Gurtel” lo cambia todo. Tras las oportunas y discretas negociaciones con varios de los grupos políticos que están en el Congreso, y con la asesoría de Ivan Redondo, presenta una moción de censura, logra 180 votos y forma su primer Gobierno con 17 ministros. Un sueño cumplido, ya está en una esquina de los grandes cielos políticos.
Un año de gestión y nueva cita en las urnas, esperando ganar con una cómoda mayoría ante el desastre que la marcha de Rajoy ha dejado en el Partido Popular. El 23 de abril de 2019 ese cielo soñado parece que va a derrumbarse sobre su cabeza. No logra la aprobación de los Presupuestos Generales pese a mejorar los resultados 2015. Sus 123 escaños no bastan y la coalición que encabeza Pablo Iglesias se opone a sus deseos tanto como lo hacen desde la derecha del PP, Ciudadanos y Vox.
Su socialismo liberal, del que presumirá en este final de 2022, cuando le eligen por aclamación presidente de la Internacional Socialista, tiene que esperar. Necesita no sólo los votos de Unidas Podemos, también los que la astuta negociación de Pablo Iglesias con los nacionalismos de izquierdas de Cataluña, País vasco y Galicia ha conseguido. Será un “matrimonio de conveniencia” pero si París bien valía una misa, La Moncloa vale una suma de escaños en el Congreso.
Nuevas elecciones tras siete meses de incertidumbre y los nubarrones políticos se dispersan por los cielos de la capital del Reino. Tiene que ceder cinco puestos en el Gobierno a Iglesias, al mismo que le producía pesadillas nocturnas, pero no tiene más remedio. Aún así la votación de investidura no puede ser más ajustada y en segunda vuelta: 167 votos a favor frente a 165 en contra. Negociaciones nocturnas a varias bandas y compromisos que se mantienen hasta este final de 2022 y que tendrán que mantenerse hasta terminar la Legislatura.
De 17 ministros en el Gobierno se pasa a 22 para dejar sitio a tanto aspirante a tener Cartera propia y Presupuesto propio. Pedro Sánchez conoce muy bien el calendario político a nivel internacional, ese al que le ayuda a confeccionar José Luís Rodríguez Zapatero con esfuerzo iberomaricano sobre todo, y al que no tiene más remedio que apoyar un frio y distante Felipe González. Se cumplen 40 años de la primera y gran victoria electoral del PSOE y apenas surgen discrepancias en el universo interno del socialismo.
Hasta los barones territoriales más duros con su Gobierno, y sobre todo con los cinco ministros que representan a Unidas Podemos, hablan y mucho de cara a las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo, pero son conscientes de que gran parte de los votantes votarán con la imagen que tengan del presidente.
Pedro Sánchez ha conseguido mucho más de lo que consiguieron sus antecesores al frente del PSOE. Ninguno se alzó con la presidencia de la Internacional Socialista y en siete meses tendrá la presidencia de la Unión Europea, que le corresponde a España en el segundo semestre de 2023.
Será la hora de volver a las urnas. Su Universo político se habrá extendido fuera de España y le dará la mejor de las esperanzas para su propio futuro. Le espera, al igual que al resto de las formaciones políticas un año muy duro, con sorpresas, movimientos internos dentro de eso que se llama aparato del Estado, cambios importantes en el mundo empresarial y financiero, amigos inesperados y enemigos emboscados. Es el precio de subir a los cielos y querer habitarlos el mayor tiempo posible.

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