ECONOMIA

Las recetas para pobres de Hernández de Cos

Tur Torres | Jueves 31 de marzo de 2022
Es el gobernador del Banco de España. En teoría custodia los dineros de los españoles. En teoría se preocupa de vigilar la riqueza del país. En teoría es independiente. En teoría es un hombre de estado. En realidad Pablo Hernández de Cos, tras casi cuatro años al frente del Banco de España, no vigila la riqueza de todos los españoles, ni es independiente, ni es un hombre de estado. Sus recetas se dirigen a los pobres, a los que llama a asumir que serán más pobres.

Nuestro gobernador demuestra de forma contínua que custodia los intereses de los más ricos en contra de los más pobres, que vigila la posición aristocrática de los poderosos para defenderla de los más desvalidos, que es muy obediente a las órdenes que recibe desde Franckfurt, desde Basilea y desde Bruselas, que tiene muchos y distinguidos títulos universitarios pero que, tras 25 años en el Banco de España, logró que el último gobierno de Mariano Rajoy y Cristobal Montoro le aupara al máximo puesto del sistema bancario español.
Protestaron contra el ascenso toda la izquierda parlamentaria y una buena parte de los propios funcionarios de la entidad. El entonces presidente del Gobierno y su ministro de Hacienda se saltaron todos los procedimientos establecidos para ese nombramiento. Se destacó su independencia política - lo que no era verdad pues las opiniones políticas no dependen de estar o no afiliado a un partido, están sujetos a unos principios, teorías y práctica con las que afrontar la realidad. Hernández de Cos, con todo el apoyo de Luís de Guindos desde el Banco Central Europeo se ha mantenido en su puesto y tanto el PSOE de Pedro Sánchez como la Unidas Podemos de Pablo Iglesias y Yolanda Díaz no han dicho, ni exigido que sus conservadoras, injustas y partidistas observaciones y juicios sobre la economía española le obliguen a dimitir. Debería hacerlo por eso que se llama verguenza torera, pero ni quiere, ni le dejan desde lo que llamamos necesidad europea.
Nuestro flamante gobernador es un mero controlador del poder político y de las medidas que pueda y quieran poner en marcha Nadia Calviño y María Jesús Montero. Es un vigilante, un censor alejado de las necesidades de la inmensa mayoría de los españoles. Lo ha demostrado tantas veces que resultaría cansado enumerarlas. Tampoco es que aparte nada nuevo desde la gobernanza del Banco de España. El y sus antecesores hasta donde mi memoria se puede remontar siempre han hecho lo mismo: ante las crisis, que han sido muchas y muy duras, siempre han elegido a los perdedores, la mayoría de los ciudadanos, clase media y obrera; y a los ganadores, los que ostentan mayores niveles de riqueza y poder económico.
Hace apenas 48 horas don Pablo lo ha vuelto a hacer sin que el rubor le cubra de vergüenza sus mejillas: con el IPC - ese índice que de verdad incide en los bolsillos de las familias - en sus niveles más altos de los últimos años, insiste en que la hay que sujetar, moderar, parar y hasta bajar los aumento salariales. Un genio que debería volver a las aulas del CUNEF, de la Complutense, del IESE, de la Carlos III y hasta iniciar su experiencia profesional en el servicio e estudios del Banco de España.
La crisis, ya se sabe, está pensada para que los muy ricos sean aún más ricos y que los niveles de pobreza real se extiendan por todo el tejido de la muy castigada clase media. Hernández insiste en controlar los salarios pero no los bonus. Es un buen y obediente discípulo de Jaime Caruana, de Miguel Angel Fernández Ordoñez, de Luís María Linde. Está a pnto de cumplir cuatro años al frente de la “sucursal” del BCE que presidente Christine Lagarde y si Pedro Sánchez tuviera la valentía de “dimitirle” ganaría muchos puntos ante los españoles. La falta de solidaridad del gobernador es de las que hacen daño y que pagará en votos y en apoyos la izquierda española y una buena parte de la derecha. Le sobran las reglas y teorías de sus lecturas y le faltan horas de realidad a pie de calle.