NACIONAL

Feijóo encuentra en Sánchez el mejor aliado para ser presidente

Raúl Heras | Martes 22 de marzo de 2022

La suerte y la paciencia se han aliado con Alberto Núñez Feijóo para que consiga ganar unas elecciones generales. Convertirse en presidente del Gobierno. Elegido por el 99,36% de los votantes en el seno del PP tiene asegurada la gran ovación del próximo 3 de abril en Sevilla. En ese camino ya cuenta con el mejor de los aliados posibles, el actual presidente y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. La malísima gestión de la crisis es un aval para el político gallego.



Con el actual Gobierno desaparecido y en apariencia groggy - como un boxeador dando tumbos por el ring - con los ministros y ministra sin saber qué decir ante la avalancha de malos datos y ddafortunadas declaraciones, y con la vicesecretario general del PSOE demostrando una vez más su evidente falta de cintura política, el desastre electoral que se avecina puede superar el que sufrieron los socialistas en 2011 frente a Mariano Rajoy.
Las visitas y viajes de Pedro Sánchez por toda Europa no parece que esté dando ningún resultado. Para hablará de la necesidad de cambios en la estructura de precios de la energía no hace falta trasldarse a París, Roma o Berlín, para eso existen las conferencias telemáticas. Más parecen todos esos desplazamientos una huída de la realidad que no le gusta, que le agobia y para la que no encuentra remedio que otra cosa.
El hoy presidente de la Xunta de Galicia ha esperado a que le llamen como salvador del partido tras el golpe de mano orquestado y ejecutado contra Pablo Casado, hasta ahora uno de los dos únicos presidentes del PP que fueron elegidos en votación y no por designación de los anteriores. Fraga designó a Aznar y éste a Rajoy, luego los Congresos Nacionales se limitaron a confirmar lo que ya habían decidido sus líderes. Por el contrario, Antonio Hernández Mancha venció al favorito que era Miguel Herrera y Rodríguez de Miñón, y Pablo Casado a la también favorita Soraya Sáenz de Santamaría. A los dos les desalojaron tanto sus errores como las conjuras demostradas de los barones territoriales.
Núñez Feijóo va a recoger, salvo cambios milagrosos e inesperados, el descontento general de todo el país convertido en votos. Algo muy parecido a nivel nacional de lo que ocurrió en mayo de 2021 en la Comunidad de Madrid con Isabel Díaz Ayuso. Las equivocaciones clamorosas del equipo gubernamental y partidista de Pedro Sánchez lo hizo posible. Se vota más en contra que a favor de los candidatos y el malestar económico, social y político que se vive en España es el más propicio a un voto de castigo para las siglas socialistas y más aún para su socio de Gobierno.
Tiene Sánchez escasos recursos a los que recurrir en la actual situación, que se agrava a día tras día. Podría y debería cambiar el Gabinete, reducir de el número de Ministerios y el consiguinte gasto de estructura, con un equipo más técnico que político y dejando fuera a la parte de Unidas Podemos que, visto lo visto, nada le aporta y de la que puede prescindir a la hora de las votaciones parlamentarias. Ni Yolanda Díaz, ni Ione Belarra, ni Irene Montero, ni Alberto Garzón tienen peso real en el Consejo de Ministros y su credibilidad social disminuye a la misma velocidad con la que aumentar los desplante del presidente.
Los graves errores de José María Aznar con la guerra de Irak y los atentados de Madrid le pusieron a José Luís Rodríguez Zapatero el triunfo inesperado unos meses antes frente a Mariano Rajoy. Volvió a pasar algo parecido siete años más tarde, pero al revés, y otros tres años más tarde con la llegada de Pedro Sánchez. Parece que la política española se alimenta de las desgracias del rival más que de los méritos del aspirante, pero así llevamos desde que los barones de la UCD decidieran que había que acabar con Adolfo Suárez. Lo consiguieron y le entregaron, con golpe frustrado de Milans del Bosch y Antonio Tejero por medio, la mayoría absoluta al PSOE de Felipe González.
El camino a La Moncloa puede que sea un paseo para Feijóo pero la herencia que recibirá será muy dura y difícil de gestionar. La crisis global que tiene toda Europa y en especial España no va a desaparecer por un cambio en la presidencia del Gobierno. Tiempos duros a los que nunca se ha enfrentado el todavía presidenta de Galicia, ni desde que llegó al poder autonómico ni cuando era Secretario General en el Ministerio de Sanidad. Su protector y padrino político de entonces, Juan Manuel Romay Beccaria, le puede aconsejar en su regreso a la Villa y Corte, ese lugar en el que las conspiraciones y las puñaladas son parte del paisaje.

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