INTERNACIONAL

La huída de USA de afganistán

El presidente afgano Ashraf Ghani Ahmadzai y el líder norteamericano Joe Biden.
Rafael Gómez Parra | Jueves 12 de agosto de 2021

En Vietnam, la invasión la provocó el demócrata John F. Kennedy y la terminó el republicano Richard Nixon. En Afganistán, fue el republicano George Bush quien la lanzó y ha sido el demócrata Joe Biden el que ha decidido marcharse. En ambos casos un desastre inútil.



En plena retirada norteamericana- y española- de Afganistán, la situación en el país asiático se parece cada vez más a lo que ocurrió con el fin de la guerra de Vietnam, con una diferencia importante: mientras el Vietcong era una organización sólida y centralizada, los talibanes son una fuerza oscura y caótica que acabará por provocar una guerra civil y la reaparición de los señores de la guerra que ya existían antes de que George Bush decidiera invadir el país.

La decisión de Joe Biden de salir con el rabo entre las piernas de Afganistán recuerda a la iniciativa de Nixon de sacar a todo correr sus tropas de Vietnam con escenas terribles de miles de vietnamitas colaboracionistas tratando de salvarse.

El ejército español ha decidido traerse a los intérpretes que han estado trabajando para nuestros militares, pero eso no evitará una nueva oleada de afganos que están ya temiendo por sus vidas cuando lleguen los talibanes, que ya han ocupado diez de las ciudades más importantes del país.

Como ocurrió en Vietnam, tanto presidentes demócratas como republicanos, han sido protagonistas del desastre de loa guerra de Afganistán. Si el republicano Bush fue el que decidió la invasión para vengar los atentados de las Torres Gemelas en 2001, el demócrata Barack Obama, no solo no se retiró sino que aumentó el número de tropas hasta llegar a los cien mil soldados norteamericanos sobre el terrenos, además de los militares británicos, españoles y de otros muchos países.

El Washington Post ha venido publicando estos días extractos del libro “Los documentos de Afganistán: una historia secreta de la guerra”, de Craig Whitlock, en la que explica los intentos del presidente Barack Obama, que había prometido poner fin a la guerra, de aparentar que cumplía con su programa organizando una verdadera pantomima, poco antes de abandonar la Casa Blanca, tras cumplir su segundo mandato.

El 28 de diciembre de 2014, funcionarios de Estados Unidos y de la OTAN celebraron una ceremonia en su sede en Kabul para anunciar la marcha de las tropas extranjeras: “Un general de cuatro estrellas -cuenta Whitlock- pronunció un discurso e izó solemnemente la bandera verde de la fuerza internacional liderada por Estados Unidos que había ondeado desde el inicio del conflicto”. Al mismo tiempo, Obama desde Hawai, emitía un comunicado en el que calificaba ese día como "un hito para nuestro país" y dijo que Estados Unidos estaba más seguro y protegido después de 13 años de guerra.

"Gracias a los extraordinarios sacrificios de nuestros hombres y mujeres en uniforme, nuestra misión de combate en Afganistán está terminando y la guerra más larga en la historia de Estados Unidos está llegando a una conclusión responsable", declaró.

“El general del ejército John Campbell, comandante de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN, también elogió el supuesto fin de la “misión de combate” y embelleció algunos de sus logros. Desde el comienzo de la guerra, afirmó falsamente, la esperanza de vida del afgano promedio había aumentado en 21 años”, según Whitlock, quien asegura que la esperanza de vida de los afganos en realidad había aumentado en unos siete años, no en 21.

Obama -sigue Whitlock- había reducido las operaciones militares durante los tres años anteriores, pero no logró sacar a Estados Unidos del atolladero. En el momento de la ceremonia, quedaban unos 10.800 soldados estadounidenses, una disminución de casi el 90 por ciento del aumento de fuerzas que había enviado a Afganistán en su primer mandato. Obama prometió retirar el resto de las tropas a finales de 2016, coincidiendo con el final de su mandato, salvo por una fuerza residual en la Embajada de Estados Unidos.

Obama ya había fracasado en su intento de poner fin a la guerra en Irak, donde el ejército estadounidense cesó las operaciones de combate en 2010 y se retiró por completo un año después. En ausencia de tropas estadounidenses, el Estado Islámico, una rama de Al Qaeda, arrasó el país y se apoderó de varias ciudades importantes mientras el ejército iraquí entrenado por Estados Unidos opuso escasa resistencia.

Para evitar otro fracaso similar, tanto Obama, como el propio Trump, que también anunció falsamente la retirada de Afganistán, y ahora Biden, han intentado convencer al gobierno prooccidental de Kabul que negociara con los talibanes, sin que ello haya sido posible.


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