ECONOMIA

O pagas, o sufres

El histórico presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan y el secretario del Tesoro con Clinton, Robert Rubin.
José Manuel Pazos | Martes 22 de junio de 2021

"Cuanto más se preocupe la Reserva Federal por una inflación demasiado alta, menos debería preocuparse el mercado". La frase responde a la recomendación que hacía un analista después de la sacudida provocada en los mercados por el banco central norteamericano tras su reunión de la semana pasada. Básicamente anunció que subiría los tipos en 2023.

Una de sus consecuencias más visibles ha sido la reversión en la cotización del dólar, que, con su reacción en apenas 48 horas, ha registrado su semana de mayor apreciación desde el pasado septiembre. Los impactos no se han limitado al mercado de divisas. Bolsas (su peor semana desde enero), bonos y particularmente las materias primas, (el cobre cede un 7,5% y un 15% la madera) registraban movimientos singulares que exigen retroceder semanas o meses en el tiempo para encontrar un comparable. La reunión, concluyó en las últimas horas del miércoles, de modo que el mercado apenas ha tenido algo más de dos sesiones para responder.

UN DEBATE FALSO

La semana que iniciamos nos va a dar un perfil más completo de su impacto, y nos permitirá vislumbrar si los inversores compran la visión del analista que sugiere tranquilidad, -visto que la FED ya se ocupa-, o si la tesis que finalmente se impone es que hay que empezar a digerir que los tiempos de inyecciones de liquidez y tipos cercanos a cero está atravesando el Rubicón. El debate tiene algo de falso, porque en este momento son todavía muy pocos los que no se adhieren al repetido discurso oficial de que las tensiones de precios serán transitorias.

Pero las discrepancias, que las hay, no vienen de cualquiera. De adscripción demócrata, quién fue economista jefe del Banco Mundial, secretario del Tesoro con Clinton y director del Consejo Económico Nacional, además de estar muy vinculado a la Universidad de Harvard y al MIT, lleva un tiempo advirtiendo seriamente sobre la amenaza que supone la actual política económica y no duda en calificar la política fiscal de la Administración Biden como la menos responsable en 40 años. Firme defensor durante su mandato de la política de dólar fuerte, utiliza en sus referencias a posibles futuros escenarios, tanto el de la era Reagan caracterizado por un gran déficit corriente y un dólar muy fuerte, o el de la era Carter con un fuerte déficit fiscal, alto nivel de deuda y un dólar muy débil, valorando como posibles ambos escenarios, pero apuntando más al segundo.

UN CAMBIO “HABIL”

Sin embargo, las crónicas financieras hablan de un “hábil” cambio de rumbo de la Reserva Federal y de saber alejarse “de puntillas” de las medidas extraordinarias adoptadas para responder a la pandemia. Aunque en realidad ha dejado las cosas como están, el mercado aparenta sentir el alivio de recibir una vacuna, si bien no las tiene todas consigo y caben dudas sobre su grado de efectividad. El caso es que los temores de inflación han recibido la suya y tras haber reaccionado con respeto inicial, mantienen la confianza. De ahí la fuerte recuperación del dólar porque, al fin y al cabo, nada menos que la Reserva Federal aparenta empezar a ocuparse del problema.

Con la inflación acelerándose más rápido de lo esperado, los “hábiles” cambios de discurso sirven de momento de distracción, pero cuando tienes inflación y deuda crecientes, o pagas, o sufres. Y es que todo bueno a la vez, no va a poder ser.