Raúl Heras

Iglesias y Errejón atrapados entre Chavez y Rizzo

Los clones imposibles de la política española ( I )

Raúl Heras | Lunes 30 de septiembre de 2019
Desde la izquierda a la derecha, soñaron, quisieron, intentaron convertirse en los clones españoles de los líderes a los que decían admirar o de los modelos que pensaban que podían triunfar también en nuestro país. Fracasaron y ahora buscan su propio modelo con desigual éxito. El 10N tendrán la respuesta de las urnas.

Son los más evidentes, no los únicos. Pasada su rentable etapa bolivariana, con su mezcla de caudillo salvador, esencias castristas, sueños rotos chilenos y justificación de la psicología de masas amasada a ritmo de tango, los dirigentes de Podemos posaron sus ojos en la Grecia de Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis, pasando del primero al segundo cuando la Europa del Banco Central y el FMI les hicieron ver la imposibilidad de su revolución frente al hundimiento de la economía helena.

Alejados de las alargadas e imposibles sombra del difunto Hugo Chavez y del indefinible Nicolás Maduro, sin referencias cubanas a las que agarrarse frente al Imperio del Norte tras la muerte y salida del poder de los hermanos Castro, y viendo lo que ocurría en Ecuador con Rafael Correa y en Bolivia con Evo Morales, los amigos separados Pablo e Iñigo no encontraron referencia mejor a la que agarrarse que al peronismo descafeinado de Cristina Kirchner.

Lecturas del neomarxismo o postmarxismo del italiano Gramsci interpretado por el argentino Laclau, sobre todo, se olvidaron de que la visión del peronismo en España pasaba por Juan Domingo Perón y su segunda mujer Evita Duarte, su exilio en España bajo la protección de Francisco Franco, y que el modelo de Perón y su tercera mujer, Isabelita, presentándose y ganando como presidente y vicepresidenta las elecciones de 1973 en Argentina era de imposible traslación a la España del siglo XXI.

Ninguno de los dirigentes fundadores de Podemos, sea cual sea su situación política actual puede convertirse en un clon del caudillismo iberoamericano, pero tampoco de los protagonistas del experimento griego, y tampoco pueden acudir al ejemplo del francés Fabien Roussel, el nuevo secretario general del PCF desde hace un año, periodista de profesión y que intenta reactivar el marxismo clásico con dosis masivas de ecologismo y la respuesta social frente a la robótica y la Inteligencia Artificial, un intento de explotar la rebelión de los más jóvenes y de encontrar una articulación del futuro más apocalíptico de la sociedad a través de la ciencia ficción que relataron Aldous Huxley y HG Wells hace cien años.

Despreciaron desde su inicio al Movimiento 5 Estrellas del italiano Beppe Grillo, y pasando de la tentación que ha supuesto la suma final de este conglomerado de ideas y pasiones populares con el sucesor del antiguo y destruido Partido Socialista, el hoy Partido Democrático de Paolo Gentiloni y antes de Matteo Renzi - capaz a su vez de pactar, gobernar y romper con la Liga de Matteo Salvini - puede que tengan en Marco Rizzo, el profesor de la Universidad de Turín, periodista y líder del PCI, a la mejor de sus referencias, sobre todo tras la publicación de su último libro “El Golpe Europeo”, un demoledor ensayo sobre el funcionamiento de la Unión Europea, a la que retrata como una suma de gestores monetarios al servicio de los más poderosos y en contra de los intereses de las naciones que la integran, y que se convierte en una prolongación de sus dos ensayos contra la Mafia, que explican tanto el funcionamiento de la organización como sus tentáculos financieros y políticos más allá de la propia Italia, y su biografía sobre el Ché Guevera, que le sirvió para ahondar en las dudas que generaba y genera la aplicación del marxismo en el mundo actual.

Sin modelos de referencia a los que agarrarse tanto Pablo Iglesias como Iñigo Errejón y los que les siguen con mayor o menor grado de convencimiento, llámense Teresa Rodríguez, Miguel Urban, Jaime Pastor, Luís Alegre, Mónica Oltra o Ada Colau, tan sólo pueden ofrecer la tímida referencia a las viejas recetas de la lucha de clases, convertida hoy en una mera administración social de los recursos económicos generados por el capitalismo, una distribución de la riqueza que evite la enorme distancia que existe entre la minoría de los muy ricos y la mayoría de la empobrecida clase media.

Un episodio más dentro de la izquierda de la ruptura dentro de los bolcheviques rusas que protagonizan Stalin y Trotsky, el primero dueño del poder real tras la muerte de Lenin en 1924, y el segundo obligado a marcharse al exilio tres años más tarde por mantener sus teorías de la revolución permanente para terminar asesinado en Méjico por el español Ramón Mercader, en una historia de venganzas, persecuciones y espionaje que yacen en un cementerio de Moscú junto a la tumba del británico Kim Philby, y que acoge los restos de una coronel de la KGB, la española Africa de las Heras, la mujer que organizó el asesinato y se convirtió en la mejor de los agentes de la temida organización de espionaje en Iberoamérica durante más de diez años.

Su capacidad real para cambiar el modelo contra el que se manifestaron millones de españoles en el ya histórico 15M, los que se dicen herederos de aquella revolución inesperada y desarticulada, se limitan hoy a gestionar con más o menos acierto el modelo liberal heredero de Keynes y Friedman, y a ofrecer una especie de “control de calidad” de las promesas electorales y programas de la socialdemocracia europea trasladados a la España de 2020.


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