Sergio H. Baz

La pesadilla en blanco y negro de Florentino

Miércoles 18 de julio de 2018
Cada noche y a veces durante el día al presidente del Real Madrid le asalta la misma pesadilla: está en el palco del estadio de su rival madrileño, el Wanda Metropolitano, es uno de junio de 2019 y se está disputando la final de la Champion. A su lado está Felipe VI, invitado de honor y socio del Atlético, Enrique Cerezo y Andrea Agnelli, el presidente de la Juventus y miembro de la familia más rica de Italia.

En la pesadilla todo es en blanco y negro, los colores del equipo italiano. Hasta el tiempo se ha puesto de acuerdo con los turineses y el cielo está de gris oscuro. Florentino Pérez siente el frio de esos últimos días de primavera mientras ve en el campo como su equipo se estrella una y otra vez contra el muro bicolor que protege la porteria de Mattia Perin. Y ve los sufrimientos de su defensa cuando Mandzukic y Dybala se lanzan en tromba con la ayuda de un Matuidi que parece incansable, como en el Mundial de Rusia.

El presidente blanco cree ver en las nubes convertidas en sayas de luto los rostros de Zidane y Ancelotti bque se rien a carcajadas antes de desvanecerse. Mira a derecha e izquierda pero sólo distingue muecas, bocas que se abren sin sonido, miradas de pésame...No, no puede ser, lo ve allí en la boca del gol, dispuesto a rematar de chilena, la suprema venganza, Cristiano Ronaldo, con su camiseta a rayas cargada de publicidad, acaba de marcar. Faltaba un minuto, un único y eterno minuto sin el Sergio Ramos de otras ocasiones, sin el milagro de otras finales.

Una pirueta en el aire, un disparo, una red que tiembla ante el impacto. El pitido final, largo como un trueno.
Escucha el grito de Andrea y cree ver en sus ojos una mirada de burla. Cien millones ya pagados con camisetas y el gran trofeo del futbol europeo que se marcha camino de Italia. El otro grito, el de Cristiano es más fuerte, pegado a la banda, sin camiseta y enseñando abdominales.

Los seguidores blancos se han quedado mudos, los “juventinos” y los rojiblancos aplauden con la misma rabia hacia el vencido. El sudor comienza a descender por su frente, por sus sienes. Como sin estuviera ante un espejo Florentino Pérez comprueba que está desapareciendo, que él mismo se diluye en ese paisaje negro y blanco, que comienza a ser historia.


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