SOCIEDAD

Nucleares y terremotos

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Por Juantxo López de Uralde

Martes 21 de octubre de 2014

El trágico terremoto de Lorca que se ha llevado por delante la vida de ocho personas, nos ha recordado que también en la península Ibérica la tierra tiembla. Nadie es ajeno a las fuerzas de la naturaleza, que se revuelve cada cierto tiempo y nos lo recuerda, y nuestro país tampoco. Precisamente hace tan sólo dos meses que el terremoto y posterior tsunami en la ciudad japonesa de Fukushima causó el mayor accidente nuclear después de Chernóbil. No es de extrañar en este contexto que los sucesos de Lorca hayan vuelto a poner sobre la mesa la vulnerabilidad de las nucleares ante el riesgo sísmico.

Conviene comenzar recordando que la causa del desastre de Fukushima fue la avería de los generadores diesel que garantizaban la refrigeración en los reactores de la central nuclear. La falta de fluido eléctrico impidió la refrigeración, y con el recalentamiento del núcleo comenzó la tragedia. Aunque el suceso original que originó la avería fue el tsunami, lo cierto es que el detonante fue el corte de suministro eléctrico. Es importante recordar este hecho, ya que pueden ser múltiples las causas que originen esa falta de electricidad. En otras palabras. No es necesario un tsunami para que un accidente como Fukushima ocurra.

Destaco este dato, ya que en un reciente debate sobre el futuro de las nucleares con motivo del 25 aniversario de Chernóbil, el ponente pronuclear minimizó e incluso ridiculizó el posible riesgo sísmico en España, obviando que hay otros muchos motivos que pueden causar un corte de suministro eléctrico con consecuencias similares.

En España hay ocho centrales nucleares funcionando, otra más en proceso de desmantelamiento (Zorita); un almacén de residuos radiactivos de baja y media actividad, El Cabril (Córdoba), y una fábrica de combustible nuclear en Juzgabo (Salamanca). ¿Podría alguna de estas instalaciones verse afectada por un terremoto?

En nuestro país el riesgo sísmico se considera bajo, aunque como hemos visto en Lorca hay algunas zonas de mayor riesgo. Terremotos con una intensidad por encima de 5 ocurren con relativa frecuencia. En lo referido a las instalaciones nucleares, la de mayor riesgo es la central valenciana de Cofrentes, que se encuentra situada sobre una falla y en la zona sísmica del Levante que va de Valencia a Tarragona, pero ello no excluye definitivamente al resto de las instalaciones. Hay que tener en cuenta no sólo el riesgo directo, sino el riesgo indirecto consecuencia de afección a infraestructuras que a su vez puedan afectar a una instalación nuclear. Pensemos que, por ejemplo, la fractura de una presa podría generar un impacto similar sobre una central nuclear al de un tsunami.

No obstante el problema de la energía nuclear como ha quedado claro en Fukushima es que es difícilmente gobernable. Y en el momento en que se pierde el control, las consecuencias pueden ser demasiado graves. Son demasiadas y muy diversas las causas que pueden llevar a una situación de este tipo, motivo por el cual, tras el accidente de Fukushima, cada vez son más las voces que se alzan para pedir el apagón nuclear.


(*) Juantxo López de Uralde es ecologista y dirige el Proyecto Equo.