Charo Zarzalejos

Rajoy-Fernández y los silencios compartidos

Charo Zarzalejos | Miércoles 19 de octubre de 2016
Mariano Rajoy y Javier Fernández han logrado establecer, cuando menos, una relación correcta. Son formatos, en cierto modo, parecidos. Discretos, prudentes con un compartida austeridad en los gestos

Las discrepancias no hace falta señalarlas pero si algo les une es que en estos momentos, ambos callan más que hablan. Rajoy, con acierto, ha dicho que lo que le toca es callarse y Fernández, ahí está, midiendo sus palabras que trata de utilizar con la mayor precisión posible. Rajoy calla porque lo le toca es esperar. De la decisión socialista depende su futuro político más inmediato. O es Presidente de Gobierno o candidato para unas nuevas elecciones. El Presidente en funciones quiere espantar como sea una nueva cita con las urnas y ahí está, dispuesto a asumir una eventual legislatura que le puede resultar lo más parecido a un paseo por el Gólgota, con un PSOE y un Podemos disputando por quien se opone más y mejor.

Nada debe decir Mariano Rajoy. Sabe que una sola frase y más si va cargada de ironía puede actuar como una bomba de efecto retardado en las convulsas filas socialistas. Las órdenes a Génova han sido tajantes. Aquí todo el mundo callado y menos pasillo hablando de elecciones. Tanto pasillo hubo que el propio Javier Fernández, desconcertado, le llamo para preguntarle de qué iba el PP. Unas pocas frases de Rajoy asegurando que no iba a poner condiciones y que las elecciones serían una barbaridad, han acallado a su Partido y han dado a Fernández una cierta tranquilidad para su particular batalla dentro del PSOE.

Rajoy calla porque, además, no sabe como va a acabar la trifulca socialista. Javier Fernández, tampoco. En la frente lleva escrito que su opción es la abstención pero se ha encontrado con un partido que no esperaba, de ahí que su primer objetivo esté siendo restablecer, en plenitud de funciones, la democracia representativa, la que ha presidido siempre el PSOE. Siempre hasta hace un par de años en los que según el presidente de la gestora, el PSOE se ha "podemizado" por esa constante alusión a la militancia. Pero esa militancia existe y está revuelta. Una parte muy significativa de la misma se mantiene en el no rotundo a Rajoy y mas de uno del Comité federal se le abren las carnes por sólo pensar cómo explicar a sus respectivas federaciones como en dos semanas se ha decidido lo contrario a lo que se ha venido manteniendo durante nueve meses. ¿"Como lo vamos a explicar?. ¿Cómo vamos a argumentar que ahora vamos a dejar gobernar a quien le hemos atribuido toda clase de males. Esto no tiene ni pies ni cabeza. No queremos elecciones pero nos tendrán que explicar como vamos a cargar con la mochila de permitir que gobierne el PP. Que nos lo expliquen?". Patxi López ya ha apostado por elecciones antes que apoyar a Rajoy. No son pocos los socialistas, cada vez más, que consideran que de perdidos, al río. Mejor elecciones con mal resultado "pero libres de cargas". El ya iniciado juicio sobre la Gürtel genera un clima que, objetivamente, dificulta aún más la transición del "no es no" a la abstención .

En Génova tienen la certeza que no tienen en Ferraz. Los populares dan por hecha la abstención, pero lo cierto es que Fernández aún se la tiene que ganar y no lo tiene fácil. Tan poco fácil que se especula con la posibilidad de los apoyos justos. Ni uno más y ni uno menos. Si esto llegara a ocurrir -todo es posible- sería patético tratándose de un partido que, en principio, es alternativa de Gobierno. O todos o ninguno, salvo, claro está, que quieran empeorar las cosas que tal y como están no es empeño nada difícil. Las declaraciones de Susana Díaz asegurando que la "serenidad" se había instalado en el PSOE no dejan de ser llamativas. Los ánimos están más sosegados pero si algo no existe es serenidad. ¿Cómo va a haber serenidad si, en cualquier caso, el PSOE bordea el abismo?.

Nos esperan días muy intensos. Dicen que habrá abstención y será Antonio Hernando el encargado de poner el cascabel al gato en el Congreso. Si esto llega a ocurrir, la intensidad de las próximas jornadas dará paso a la convulsión. A Rajoy, si es investido Presidente le espera una legislatura que será breve pero de las que se recuerde y a Javier Fernández todo un trabajo de restauración del PSOE porque si van a la abstención, la gestión de la misma será una mina de desgarros internos.

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