Obama trata de evitar el derrumbe.

Obama trata de evitar el derrumbe.

viernes 17 de abril de 2015, 05:57h

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Los imperios duran siglos pero acaban cayendo... para ser sustituidos por otro. Así ha sido la historia de lo que llamamos Humanidad desde que tenemos memoria, es decir desde que la Biblia comenzó a narrar lo que pasaba. En principio los imperios sólo alcanzaban a los territorios cercanos, ...

... como le ocurrió a los Faraones egipcios o a Alejandro de Macedonia. No sabemos lo que ocurría en Africa o en América y algo más conocemos de las dinastías chinas en Asia. El Imperio romano subió el listón y alcanzó a gran parte de Europa, todos los países del Mediterráneo y lo que había sido el Imperio egipcio. Cayó también y vinieron siglos de luchas y peleas por rehacer los imperios, el chino sobresalió en su zona, mientras que los Califas árabes y los nuevos reyes europeos, surgidos de los antiguos bárbaros antirromanos, se disputaban Europa y el norte de Africa. Los califas acabaron siendo sustituidos por los turcos.

El primer imperio donde “nunca se ponía el sol” fue el de Felipe II y Felipe III de España -que por cierto en tres ocasiones decidió no pagar la deuda externa que tenía con los banqueros internacionales, como ahora quiere hacer Podemos- que también acabó cayendo en brazos del naciente Imperio británico, en competencia con la Francia de Napoleón, que llegó incluso a poner su bandera en Pekín. Dos siglos más o menos duró, más o menos como el español.

Le sustituyó el Imperio norteamericano que lleva solo un siglo en auge pero que ya está dando pruebas de agotamiento y Obama ha sido el primero en darse cuenta de que ya no puede controlar, a golpe de invasión de marines, tanto estropicio. Bush había metido a Estados Unidos en una espiral de invasiones insoportable y además le había dejado al primer presidente negro varias más preparadas: Libia, Siria, Irán y vete tu a saber quiénes iban detrás.

Y mientras los norteamericanos se dedicaban a cuidar los intereses de sus petroleras en su Lejano Oriente (que para nosotros está ahí mismo) la oposición latinoamericana crecía y crecía siguiendo el ejemplo cubano hasta comenzar a amenazar los intereses económicos del Imperio. De ahí su odio al venezolano y católico Chaves y de ahí también la decisión de tratar de normalizar las relaciones con la pequeña e insignificante Cuba, un “pequeño virus que si se cayese de la mesa se mataría” (célebre frase del ministro de Sanidad de UCD, Jesús Sancho Rof, sobre el síndrome provocado por el aceite de colza adulterado).

Y encima los chinos ya manejan tanto o más dólares que la banca norteamericana. Es decir, el imperio se deshace poco a poco, aunque todavía no se vislumbre claramente quién o quiénes le van a sustituir. Como dice el teólogo Leonardo Boff: el capitalismo prefiere suicidarse antes que cambiar.
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