Corinna pierde su primera batalla pero sigue la guerra
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Corinna pierde su primera batalla pero sigue la guerra

miércoles 07 de diciembre de 2022, 09:38h

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Juan Carlos I gana una importante batalla a Corinna pero sigue la guerra entre los dos. El Tribunal de Apelaciones ha dictaminado que no se pueden juzgar los hechos entre 2012/14 pero si los posteriores hasta 2020. La razón, inviolabilidad del Monarca que está recogida en la Constitución. Habrá que esperar a ver cómo los abogados de los dos afrontan las nuevas partidas en ese ajedrez con dos tableros que unos y otros sabían como iban a transcurrir las partidas.

Será el mismo juez que negó la inviolabilidad el que tenga que decidir sobre el resto de las acusaciones. Volveremos a ver a los mismos actores en la capital londinense mientras sigue el desgaste de la Corona, tanto en España como en Europa. Corinna Larsen ya ha demostrado que no se va a detener en sus acusaciones, ni en los juzgados, ni en los medios de comunicación, con sus podcast como último vehículo para hacer llegar sus afirmaciones sobre su larga relación con el Rey Juan Carlos.
Sus abogado se dieron cuenta del error en el que incurría su demanda en lo referente a los años 2012 y 2014. Todo ese periodo, hasta la abdicación, era un territorio protegido, de ahí que intentaran cambiar la estrategia. Esa prmera partida, ese primer asalto judicial lo dieron por perdido y así ha sido. Otra cosa es lo que pase con el resto de las acusaciones, las que van desde 2014 a 2020. Es mejor empezar ganando y sentando un precedente pero los Tribunales suelen deparar grandes sorpresas, al margen de quién sea el protagonista de la historia que tienen que juzgar.
Se aprovecha en España, por parte de los más furibundos monárquicos, la victoria para insistir en el regreso del Rey emérito de su autoexilio en los Emiratos, para pasar las fiesta navideñas y, un poco más lejos, para asistir a la muda de la Constitución por parte de la Princesa de Asturias al cumplir la mayoría de edad. Ninguna ley lo impide y tampoco podría hacerlo ni Felipe VI ni Pedro Sánchez. Los motivos están en ese pasado que mira al futuro y se convierte en una losa con más peso que la que estuvo encima de los restos de Francisco Franco en lo que era el Valle de los Caídos.
Debería ser la voluntad de Juan Carlos I la que le llevara a regresar a España. Los miedos nunca son buenos consejeros. No lo fueron en su abdicación, no lo fueron en su marcha al desierto, por más lujos de que disponga, ni lo han sido en su marcha atrás tras su efímero paso por Galicia y Madrid.
Los ataques de los que quieren cambiar la Monarquía por la República se van a mantener siempre. Y la orquestada campaña de desprestigio personal e institucional se mantendrá hasta que vuelva, mire a la cara del país e intente hacer la vida normal que puede hacer alguien que ha sido la máxima autoridad del estado, como Rey, durante treinta y nueve años. Ese sería un gran paso para normalizar este país antes de afrontar una revisión constitucional que se va a producir más pronto que tarde.
Si solo te defiendes, en política, te pasa lo mismo que en el futbol, terminas perdiendo. El ejemplo de la selección española derrotada ante Marruecos, y muy mal dirigida por un entrenador que aún no sabe los nuevos aires que recorren el mundo del balompie, se puede trasladar a la vida pública en el mismo día.
La Constitución de 1988, cuarenta y cuatro años más tarde, no la conoce ni el uno por ciento de la población, ni siquiera en sus artículos principales. Un grave problema de educación de la convivencia que ningún partido ha querido arreglar, acobardados por la creciente presión de los Estatutos de Autonomía, que en realidad son, en algunos casos, auténticas enmiendas a lo redactado y votado el 6 de diciembre de 1978 tras doce sesiones en el Congreso y en el Senado durante el mes de julio. Esa historia está en esta otra historia que se quiere escribir de nuevo.
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