El negocio “redondo” de dos pillos, muy pillos
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El negocio “redondo” de dos pillos, muy pillos

miércoles 20 de abril de 2022, 03:08h

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Las cosas del balón proporcionan la mejor de las imágenes a los negocios redondos que toda la vida han hecho los pillos muy pilos de este país. Rubiales jugó al futbol y hoy es un ejecutivo que maneja a su gusto la FEFP. Piqué es un futbolista en activo que ya se comporta como un gran ejecutivo de la nueva economía, esa que se basa en los buenos contactos para lograr que el dinero se multiplique en los bolsillos sin siquiera haberlo puesto.

Hay un país, Arabia Saudí que necesita organizar grandes eventos deportivos para mejorar su imagen a nivel mundial y que tiene todo el dinero necesario para conseguirlo. Están dos profesionales del futbol que detectan un gran negocio vendiendo un producto que no les pertenece pero que pueden negociar, la Supercopa de España. Punto de encuentro: el generoso dinero a repartir.
Gracias a José María Olmo y Alejandro Requeijo y a un medio como El Confidencial la madeja que urdieron Rubiales y Piqué, elaborada en 2019 pero sin que se supieran todos los hilos de la misma, ya sabemos que por un contrato de seis años se pagarían entre 240 y 250 millones de euros, siempre que entre los equipos que disputaran el torneo estuvieran el Real Madrid y el Barcelona, que son los que atraen a los aficionados de todo el mundo. Si faltan las condiciones cambian y el negocio puede acabar en la ruína.
¿ Pueden Rubiales y Piqué intervenir en los resultados de La Liga Santander y la Copa del Rey para que estén los dos grandes clubs entre los cuatro finalistas que viajen a Riad cada año ?. Las dudas estarán siempre en la mente de los aficionados. Pensemos que no y que los resultados se obtienen en el campo de juego, tal y como hemos visto en el partido entre el Barcelona y el Cádiz en el Nou Camp. Para suplir ese inconveniente están las tarifas de unos y otros.
Cuarenta o cincuenta millones de euros al año, por seis años, representan el mejor negocio de la Federación en todos sus años de existencia. Nunca habrá recibido tanto dinero y nunca lo haría si los partidos se jugaran en España. Premio para Rubiales y desgracia para Javier Tebas, el malo de casi todas las películas del futbol español por más que se refugie bajo las amplias alas europeas de su amigo, el presidente de la UEFA Aleksander Ceferín.
Premio también de ocho millones para el Real Madrid y el Barcelona si juegan dentro de ese cuarteto de afortunados cada año. Y premios menores para los otros dos clubs que les acompañen, ya sea el Atlético, el Valencia, el Betis o el Villarreal. Tendrán que conformarse con uno o dos millones como máximo. Y Premio gordo para la empresa deportiva de Piqué: Kosmos recibirá entre cuatro y cinco millones anuales. Sin contar los efectos dominó que se generarían en otras actividades y torneos, como la Copa Davis, por ejemplo; o el salto a Estados Unidos. El etcétera puede ser muy largo.
La ambición no conoce límites y la audacia es condición indispensable para llegar lejos en los negocios, sobre todo si se tratan a nivel internacional. Tiene el inconveniente de que hoy casi todo se graba y que todo lo que se graba puede terminar más pronto que tarde en los medios de comunicación. Las almas caritativas y justicieras existen y las envían a los periodistas, que se limitan a cumplir con su obligación.
Querer involucrar al Rey Juan Carlos por su amistad con el mundo árabe era una pillería y de una osadía tan sólo posible por el exilio forzado del ex Jefe del estado en Abu Dhabi. Dice un refrán tan viejo como esta España que “a la ocasión la pintan calva” y eso es lo que pensaron Rubiales y Piqué. Menos mal que el Rey, “perro viejo” donde los haya les dio con las puertas en las narices. Un problema menos ante una petición de “audiencia” que olía mal a miles de kilómetros de distancia.
Es posible que no exista materia penal y ni siquiera judicial en este nuevo caso de “súper comisiones “. Ética y moralmente no tiene un pase y Piqué puede defender que el diez por ciento es una “tarifa” muy ajustada, pero no debería sentirse “satisfecho” por lo conseguido. Sin el entramado que controla Rubial y el generoso reparto de los fondos obtenidos entre los grandes del futbol español no habría sido posible.
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