La tramposa audaz gana al mentiroso compulsivo
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La tramposa audaz gana al mentiroso compulsivo

miércoles 08 de septiembre de 2021, 05:01h

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Ella hace trampas de forma continua. Audacia y desparpajo le sobran. El miente de forma reiterada. Es un tic compulsivo que no puede controlar. Tal parece que en España es más fácil hacer trampas y se penaliza menos que mentir, que nos parece mucho peor. En ambos casos hablamos del ámbito político. No son los únicos. Son muchos más. Ellos encabezan el ranking.
Las trampas con las cifras, los números y los resultados de su gestión frente al virus enemigo fueron parte importante de su victoria en las urnas. Aplastante, imprevista, demoledora. Cincuenta por ciento para el desparpajo. La otra mitad se la debe a su oposición frontal a todo lo que dijera o hiciese el Gobierno de la Nación, sobre todo con el tema de la pandemia.
Trampas, la mayoría parte de las veces de colegio. Fáciles de ver y reconocer. Seguidas hasta el final contra viento y marea. Los cansados votantes aceptaron y aplaudieron sus ataques a las medidas del gran rival. Se convirtió en la Juana de un Arco Iris. Heroína de comic.
Hacer trampas es fácil. Se trata de engañar la mirada del que mira. Bolita, cubiletes, cartas sirven. Es una ecuación en la que la velocidad es fundamental. La gran trampa está en la sucesión de las trampas previas. Sucesión veloz, resultando cierto. Todas, durante meses, fuerona favor del cansancio ciudadano y en contra de los esfuerzos gubernamentales, muchos de los cuales y al mismo tiempo se justificaban en base a mentiras, tanto propias como importadas. Se puede engañar a muchos durante mucho tiempo e incluso por siempre y para siempre.
Ella montaba una trampa para ratones con los impuestos y las víctimas caían en ella sin darse cuenta que lo importante no era el depauperado euro del ahorro. El truco se basaba en dos únicas y mágicas palabras: quitar impuestos. Labor de apariencias y no de fondo. Juego de engaño con equipo experto y bien entrenado.
El mentiroso llegó al poder montado sobre unas previas y muy proclamadas mentiras. Lo sigue haciendo. Como el escorpión ante la ranita, no puede evitarlo. Mentiras arriesgadas combinadas con silencios. Atronadora falta de crítica pública. De memoria social. La pesadilla que le quitaba el sueño se convirtió en una nana y el gran escenario de la voluntad popular en una cuna cargada de interesados regalos.
Los silencios son tan parte de la mentira como las palabras. Son otras las voces que terminan bajo la vieja guillotina. Los enfrentamientos internos del se perpetúan bajo la apariencia del libre albedrío. Que digan y discutan otros mientras mantengo el poder. El no decir es otra forma de mentir.
La longitud de las mentiras depende de los ingredientes que se pongan en la trituradora de verdades. Hoy son las relaciones internacionales y la imagen de España. Mañana un diálogo imposible de dos carmelitas sordos. Se patea el asfalto de la ciudad que nunca duerme y se mira desde la lejanía las columnas blancas del poder absoluto. Los dueños del ciberespacio te escuchan pero no te entienden. Su silencio se convierte en otra gran mentira.
Viajar evita el olvido dentro de la horda. Les recuerda a emires, cancilleres y cruzados que se sigue vivo. El destino no importa y las imágenes se disuelven entre la penumbra matinal de los nuevos Finisterres. La meta era el propio viaje. Sin más, tampoco son menos. Meses de bruma mediática para olvidar. Sin saber para qué se ha ido, ni qué se ha conseguido.
Espectáculo escapists ofrecido a los españoles.
Trampas y mentiras que se suceden por toda España. En otras situaciones y con otros protagonistas. En una red en la que llevamos atrapados desde hace 40 años y pico. No acertamos a romperla para escapar. Las tijeras de los votos cortan poco y la red es cada vez más tupida e impenetrable. Ella y él son muy buenos ejemplos. Actúan con eficacia y reciben aplausos de los fans.
En el casting nacional cada uno de nosotros, espectadores, podemos añadir los duos que queramos. La mies es mucha y de todos los colores.
Hoy, hablan en coro los augures de las opiniones públicas, que miran el hígado de las ocas todas las semanas y ofrecen las vísceras a los congregados en la ágora catódica para recitar los números sagrados. Sus mensajes son como martillos destinados a machacar la verdad hasta convertirla en fantasía. Ella, nuestra tramposa audaz , ha pasado de alferez a generala del banderín azul. Olfatea el gran sillón. Le dicen que tiene que esperar, que ya otras cayeron en la tentación de las prisas y fueron exterminadas. Debe ganar batallas y esperar a Waterloo. Si se produce será su momento.
Al otro lado de la red, ocultas tras los “birdies” del golfista oficial, las grandes mentiras de la flota oficial avanzan. Objetivo. la destrucción de la otra parte de la flota vencedora que le acompaña. Se cambian las caretas de los gastados actores y se sigue con la representación. Solo un tenor en el escenario, sin barítono. El papel de soprano bien repartido.
Las trampas ya han atrapado a sus primeras víctimas. Restos de ambiciones que buscan una tabla sobre la que salvarse. Regueros de sangre política que aparecen por toda la reseca piel del toro patrio. En el hospital de campaña otros, más correosos, más listos para el combate cuerpo a cuerpo reciben asistencia respiratoria.
Las mentiras golpean sobre los frágiles tejados de la Democracia. Las estruendosas trompetas sirven para agazaparse al solitario depredador de la sabana. Está a punto de dejar al resto de la primitiva manada que asaltó el palacio sin aliento en las urnas.
Cien años de interpretar a Marx y olvidar a Engels. Otros cien años de Kant y Pareto. Doscientos sesenta años del espíritu de las Leyes. Apenas 25 del adiós del último soñador de libertades. Popper quiso entender el mundo y descubrió que era un imposible. Mil años antes lo intentó Alfonso VI en una España mestiza de tres culturas y fracasó. Siguen con los cuchillos corvos en las manos.
Vista atrás. Entre trampas y mentiras se construyó nuestra democracia. Puede que las nuevas trampas y mentiras la destruyan. O puede que ambos virus la hagan inmune a base de vacunas electorales. La viga maestra está carcomida y no existe recambio. Han dejado que las termitas que crecen y se multiplican en los paraísos oscuros del “ hipersupermega “ dinero hayan dejado el tronco de España en delgada corteza.
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