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El regreso del Rey ( 6 ) Las elecciones que acabaron con una Monarquía en 24 horas

viernes 05 de marzo de 2021, 06:50h

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Noventa años nos contemplan, también con unas elecciones por medio. No tan trascendentales como aquellos pero bajo circunstancias y anhelos muy parecidos. Existen nuevos protagonistas, una Constitución que pide ser cambiada y un Rey que tiene la ventaja de poder analizar a su propia familia.

El 13 de abril de 1931 el almirante Juan Bautista Aznar, que apenas lleva dos meses al frente del gobierno tras sustituir a Berenguer, se dirige a palacio para informar al Rey de los resultados de las elecciones municipales que se han celebrado el día anterior en toda España. Se detiene para hablar con los periodistas y resume en una frase lo que ha pasado y lo que va a pasar: " España se ha acostado monárquica y se ha levantado republicana ".

No estaba en el guión del Monarca, que había aceptado redactar una nueva Constitución cuando se celebraran elecciones generales en otoño y hubiera un renovado Parlamento, pero la velocidad del cambio que exigían los españoles no era la que deseaba Alfonso XIII. Creía tener tiempo, capacidad de maniobra, autoridad sobre la sociedad y sobre todo sobre el Ejército y se encontró con que uno tras otro todos los estamentos del estado le dieron la espalda.

Veintidós mil ciento cincuenta concejales declarados monárquicos no pudieron para a los 5.875 declarados republicanos, con otros 50.000 difíciles de clasificar por el caciquismo imperante en las zonas rurales. Lo que importaba era lo que había ocurrido en las ciudades, en las capitales de provincia y en ellas los deseos de cambio, de sustituir un régimen que se mostraba incapaz de resolver los problemas del país, por otro que suscitaba todas las esperanzas con el lejano recuerdo de lo sucedido cincuenta años antes.

Así lo entendió el almirante y así lo entendió el rey, abandonado por todos, incluso por los dirigentes del partido monárquico a los que había defraudado con sus nombramientos de militares para dirigir a la nación tras su " aceptación" del golpe de estado de Primo de Rivera.

Si los liberales de Sagasta y los conservadores de Cánovas habían pervertido el sistema parlamentario con sus acuerdos de alternancia en el poder durante la regencia, ahora serán otros los que tomen las iniciativas políticas, desde la izquierda socialista de Pablo Iglesias, Julián Besteiro, Manuel Azaña e Indalecio Prieto; a la derecha liberal y republicana de Miguel Maura y Niceto Alcalá Zamora. Sin olvidar al pujante Partido Comunista que dirigía José Díaz y que tendrá un papel protagonista según avance la República y sobre todo cuando estalle la guerra civil.

Si el Comité que se crea en octubre de 1930, tras la " cumbre" política de agosto en San Sebastián a la que asisten representantes de todas las corrientes políticas entre los que sobresalen Alejandro Lerroux, Santiago Casares, Manuel Azaña, Jaume Aiguador, Eduardo Ortega y Gasset y Niceto Alcalá Zamora, fracasa en su intento de sublevación militar acompañado de huelga general previstos ambos para mediados de diciembre, las razones que habían llevado a los conspiradores a querer desalojar al rey por la fuerza,

permanecieron e incluso aumentaron con la errónea respuesta del poder: detención de los dirigentes que no pudieron exiliarse y fusilamiento de los dos únicos militares que se sublevaron en Jaca, los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, convertidos para el pueblo en mártires de la libertad.

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