Los pactos secretos ( sin urnas ) que necesitan a Puck
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Los pactos secretos ( sin urnas ) que necesitan a Puck

miércoles 19 de junio de 2019, 20:17h

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Los ciudadanos votan e indican a los dirigentes políticos lo que quieren pero luego, esos mismos dirigentes, negocian en secreto y cambian la voluntad de las urnas con enorme facilidad. En Madrid y en Barcelona. En Navarra y en Andalucia. Mandan los sillones y no los programas. A lo mejor está en Shakespeare la solución.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se reúnen en secreto para hablar del gobierno de España y se limitan a decir que no han acordado nada, por el momento. Martínez Almeida y Ortega Smith se reúnen en secreto para hablar del gobierno de Madrid pero se niegan a explicar lo que ya habían firmado, por el momento.

En el PSOE no quieren a Podemos sentado en el Consejo de Ministros. Sus 42 votos en el Congreso no dan para tanto. No permiten una mayoría absoluta ni siquiera con el apoyo de los seis del PNV y los dos del PRC y Compromís. Tal vez una Secretaría de Estado, dos o tres Direcciones Generales para independientes con buenas referencias. Y poco más.

Creen los socialistas que Iglesias y Garzón son conscientes de los dos enormes riesgos que afrontan si impiden que Sánchez sea investido presidente: el primero, que tendrían que explicar a sus votantes el “apoyo indirecto” que proporcionarían a la derecha; el segundo, que en unas nuevas elecciones generales su representación política podría bajar a la mitad.

Ni Iglesias, ni su aliado Garzón han lanzado hasta ahora ese órdago o han utilizado ese farol: o presencia de primer nivel en el futuro gobierno o abstención en la votación de investidura que Sánchez pretende celebrar en la última quincena de julio, cuando ya se hayan cerrado todas las negociaciones entre partidos para los gobiernos autonómicos.

Tiempo tienen los tres. Sin acuerdo en julio y derrotado Sánchez en el Congreso, se abriría un nuevo periodo de dos meses antes de citar de nuevo a los españoles a las urnas, tal vez para los días 22 o 29, domingo e inicio del otoño.

Mientras tanto y a corto plazo los cinco “grandes” pueden retorcer la voluntad popular expresada en las urnas hasta límites que la hagan irreconocible. Empezando por la capital de la Nación y la Comunidad madrileña y terminando por una Barcelona en la que Ada Colau se ha quedado sin mayoría absoluta tras la ruptura de Ciudadanos con Valls y la huída del ex alcalde y ex ministro socialista Corbacho hacia las aguas de Albert Rivera, tal vez pensando que puede llegar a sustituir a Ines Arrimadas al frente de la oferta electoral de ese partido si finalmente el eterno presidente en funciones que e Torra decide disolver el Parlament y convocar elecciones en Cataluña.

Si Podemos puede sentirse atrapado sociológicamente dentro de la izquierda, aún más lo está Vox dentro de la derecha. Al PP de Pablo Casado lo están salvando de su predecible derrumbe tras las cuatro elecciones tanto Albert Rivera como Santiago Abascal. Las dos formaciones de estos últimos se han nutrido del Partido Popular que fundaron y armaron Manuel Fraga y José María Aznar, “metiendo” dentro de esas siglas a una parte de los socialdemócratas y liberales de los inicios de nuestra democracia, y a casi todo el espectro de la ultraderecha que representó el notario Blas Piñar.

Desgajados de ese tronco materno, Ciudadanos aspira a ocupar el liderazgo del bloque, y si fuera preciso a destruir la marca, no se conforma con su papel de bisagra entre los dos grandes; mientras que Vox sólo puede luchar por su supervivencia como partido minoritario y siempre sujeto a la Ley D´Hont y el cinco por ciento necesario en votos para tener representación en las instituciones. El día que no llegue a esa cifra, desaparecerá del escenario político.

¿Podemos encontrarnos que en las próximas semanas o meses Pedro Sánchez y Albert Rivera lleguen a un acuerdo que permita la formación de un gobierno respaldado por 180 escaños?. La posibilidad existe. Europa lo aplaudiría, los empresarios grandes y pequeños lo aplaudirían, el sistema financiero internacional lo aplaudiría.

A lo mejor lo que estamos viendo es una gran representación teatral en la que los dos protagonistas, como ocurre en el “Sueño de una noche de verano”, se despiertan y descubren que al igual que Teseo e Hipólita ellos también se aman. Puede que necesiten a un Puck que les recite el monólogo final de la comedia para que lo escuchemos todos: “Si nosotros, vanas sombras, os hemos ofendido, pensad sólo esto y todo está arreglado: que os habéis quedado aquí dormidos mientras han aparecido esas visiones. Y esta débil y humilde ficción no tendrá sino la inconsistencia de un sueño; amables espectadores, no nos reprendáis; si nos perdonáis, nos enmendaremos. Y, a fe de honrado Puck, que si hemos tenido la fortuna de escaparnos ahora del silbido de la serpiente, procuraremos corregirnos de inmediato”.

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