El presidente de la Asamblea de Madrid, Juan Trinidad, está haciendo trampas y de la forma más burda que se puede. Quiere impedir que el candidato del PSOE, Angel Gabilondo, se presente a la investidura. Y para ello invoca un artículo que no contiene ningún mención a la necesidad de contar previamente con todos los votos.
Si son listos y diligentes, los representantes de PSOE, Más Madrid y Podemos pueden llevar al recién elegido presidente a los tribunales. El militante de Ciudadanos, hasta hace cuatro años asesor legal del grupo OHL - que no parece que estuviera muy bien asesorado vista la situación jurídica en la que se encuentra - evidencia un miedo a la situación interna de su partido más que notable. Es la única explicación que tiene su negativa a colocar la opción de Gabilondo ante el Pleno de la Asamblea madrileña.
El candidato del PSOE, que ganó las elecciones en la Comunidad del 26 de mayo pasado, quiere y tiene todo el derecho para exponer su programa y pedir el voto a los 132 parlamentarios autonómicos. Está respaldado por sus 37 escaños, más los 20 de Más Madrid y los 7 de
Podemos. En total 64 votos, a tres de la mayoría absoluta. ¿ Y quién sabe?, lo mismo desde las filas de Ciudadanos tres de sus representantes de desmarcan de la línea oficial y deciden “pasarse” al adversario dando sus votos a Gabilondo.
La sombra del famoso “Tamayazo” que impidió a Rafael Simancas convertirse en presidente de la Comunidad y terminó dando ese puesto a Esperanza Aguirre, sobrevuela estos días por las cabezas de todos los dirigentes políticos, y en especial por la de Albert Rivera e Ignacio Aguado. La situación interna de la formación naranja permite alentar esa sospecha después de la salida de alguno de sus miembros y el posicionamiento de otros a favor de permitir la investidura de Pedro Sánchez.
El 11 de junio, en el acto de su proclamación como presidente de la Asamblea, Trinidad hizo especial referencia a su intención de ser “recto y sin dobleces” al frente del órgano legislativo. Un mes más tarde parece que se ha olvidado de esas palabras. Ni se está comportando con rectitud, ni lo está haciendo sin dobleces. Justo todo lo contrario. E incluso es posible que esté rozando la prevaricación al convocar una investidura sin candidato cuando sí lo hay, que es el ganador de las elecciones.
Conviene recordarle al inexperto presidente y experto jurista empresarial que el artículo 182.3 del Estatuto de la Asamblea madrileña le otorgo el papel de consultar a los partidos y de convocar un pleno de investidura aunque no hubieras candidato, pero que en el breve párrafo de ese articulado no aparece ni una sola mención a la necesidad de que tenga asegurada la mayoría absoluta.
En 2016 y ante las negativas de Mariano Rajoy, que había ganado las elecciones, a someterse a una sesión de investidura, y para que comenzaran a correr los plazos de una nueva convocatoria, el entonces secretario general del PSOE y derrotado candidato socialista pidió a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, destacada dirigente del PP, ex ministra y amigas personal del presidente del gobierno en funciones, que convocara al Pleno para que él pudiera defender su candidatura sabiendo de antemano que saldría derrotado.
Este mes de julio, la nueva presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, ha convocado el Pleno para los días 22 y 23 para que Pedro Sánchez Intente salir investido como presidente. Y tampoco el candidato del PSOE tiene asegurados los 176 votos que necesita.
La trampa de Trinidad obedece a una estrategia partidista y ramplona: darle tiempo a sus “mayores” ( PP, Ciudadanos y Vox ) para que negocien sus públicas diferencias y aseguren a la candidata del PP, Isabel Díaz Ayudo, su elección como presidenta de la Comunidad madrileña. Y la primera señal de ese ansiado acuerdo está en Murcia.
Incluso aunque Díaz Ayuso consiguiera cerrar el pacto entre los tres partidos de la derecha, sería Gabilondo como ganador de las elecciones, el primero que tendría derecho a exponer su programa en la Asamblea. No hay ningún artículo que se lo impida, todo lo contrario, y si desde El PSOE, Más Madrid o Podemos llevaran a los tribunales la negativa de Juan Trinidad, con o sin acusaciones de prevaricación por medio, tendría que paralizarse la convocatoria del Pleno mientras se resolviera el contencioso.
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