Las poderosas conspiraciones contra el “rinoceronte” Rajoy

Sin animo de ofender a ninguno de los habitantes de nuestra peculiar sabana política, que conste, si que me gustaría que uno de los hombres con más poder en España en los últimos años y de los más desconocidos me ampliará el zoo en el que ha colocado al que ha sido su jefe durante ese tiempo, Mariano Rajoy. Es de suponer que colocarle al nivel del rinoceronte se debe a la dureza de la piel de dicho animal, una auténtica coraza frente a todo tipo de armas, ya sea reales o imaginarias.

A partir de ese primer duo que nos ha ofrecido Jorge Moragas, uno siente la tentación de continuar con más ejemplos de nuestra fauna política: a la espera de la decisión del Tribunal Supremo sobre su excarcelación o envío a una cárcel catalana, Oriol Junqueras sería un estupendo hipopótamo, tan aparentemente inofensivo como letal si te ataca con el soberanismo entre sus fauces abiertas; Ines Arrimadas, que corre tan veloz en busca de los votos como de la presidencia del Parlament sería una estupenda leoparda; sin dudarlo ni un momento colocó al popular Albiol en el bando de los elefantes, tanto por su tamaño como por su forma de andar y hablar, que se asemeja mucho a la de dichos proboscidios.

Más difícil lo tengo, sin salirme de Cataluña y de las recientes elecciones autonómicas, en buscarle una comparación al socialista Iceta. Puesto a pensar termino con una de nuestras especies en vías de extinción, vistoso y con un canto muy peculiar, el urogallo. El resto, incluida la leona Colau que tan bien cuida de su prole, deberán aparecer en otra edición de este peculiar zoológico que se ha empezado a inventar don Jorge.

La jungla nacional es más extensa y con especímenes mucho más peligrosos. Ante ellos el asustado Puigdemont es un cachorrillo desamparado. Le invito a que haga público, el todopoderoso controlador del despacho presidencial, el nombre que ponía al lado del gran cocodrilo africano; quién mereció sus chanzas cuando de otear desde las alturas como las jirafas se trataba; a quienes agrupó en cacerías como las hienas. Y ya fuera del poder y del PP, donde estaban y están todos los anteriores, a quién le asemejó a un babuino, y a quién le enseñaba la foto del aspirante reconvertido en un presumido y tímido topkapi. Lo de la familia de los pequeños suricatos - siempre lista para pelearse con otra de su misma especie - y su lucha por sobrevivir en el duro Kalahari de la política española daría para un tomo de esta inexistente - por ahora - enciclopedia.

Volviendo al rinoceronte presidente del Gobierno, afirma su otrora jefe de Gabinete que ha resistido ante conspiraciones muy ciertas y poderosas. Y que las ha vencido. Me consta de algunas que tenían por escenario un chalet en urbanización de lujo pegada a la capital y en despachos de multinacionales, con aviones privados que transportaban a presidentes/as autonómicas y candidatos a conquistar La Moncloa. Algunos de los asistentes a las “tenidas” se han marchado de sus sillones y don Mariano conserva el suyo listo para afrontar las siguientes asonadas civiles que le esperan en el largo camino que lleva a las elecciones generales. Gente de mucho mérito y lo contrario sigue en activo y con tanto miedo como ambición.

Es lo más interesante del buen retrato/entrevista que le ha hecho Javier Negre en “El Mundo” antes de embarcarse a la gélida Nueva York donde le pueden esperar - o no, que diría el pontevedrés - los rosacruces que acogieron a Benjamin Franklin y a un largo rosario de presidentes norteamericanos, siempre preocupados por la geopolítica del compás y los mandiles y en la que son legión esos apellidos que aparecen en las listas de los elitistas colegios que aportan lo mejor de cada casa al capitalismo de las barras y las estrellas.

De presidente a presidente, Rajoy va a tener en Moragas un mejor interlocutor con Donald Trump que con el ex ministro de Defensa Morenés. Este estará para aquello de los aviones, los tanques y las misiones militares - en dura competencia con su sucesora, María Dolores Cospedal, que tiene Lídia propia con el todopoderoso Martis. Jorge - perdón por la confianza - está como siempre ha estado en Moncloa fuese quien fuese el inquilino del palacio para tres menesteres. Más de mesa camilla y de secretos. tanto le daban que sirviesen para entablar mejores relaciones con la alemana Merkel como que le pusiesen en bandeja las primeras acusaciones con papeles y bolsas de euros contra el clan Pujol. Por bolsos llenos de confidencias que no le falten, que para mucho tiene que servir tener una gran diseñadora en casa.