Dos hombres y un destino...de mujer
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Dos hombres y un destino...de mujer

martes 22 de mayo de 2018, 20:32h

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Angel, Pedro y Cristina, los que el destino ha unido en unas circunstancias muy particupales, bien podrían ser protagonistas de un remake, en su caso político, de aquel clásico cinematográfico al que dieron vida Newman y Redford, que tenía una mujer en el epicentro y trágico final

Cuando nace Pedro Rollán en 1969, su hoy jefe, Angel Garrido, tiene apenas 5 años. En aquellas fechas ni la familia del futuro ingeniero de minas, ni la del futuro licenciado en márketing y experto vendedor de tónicas sospechaban que sus dos hijos iban a protagonizar cincuenta años más tarde una versión política de la película que arrasaba en taquilla protagonizada por dos de las estrellas de Hollywood: Paul Newman y Robert Redford, con una mujer en el epicentro del binomio gracias a la peculiar relación que mantenía con los dos “forajidos”, la bella, inquietante y divertida Katherine Ross.

De la sabia mano de George Roy Hill salió un drama con tintes de comedia y mucho de aventura. Basado en un hecho real pero tan cambiado que era casi imposible no aceptar a los bandoleros en el bando de los buenos y a la justicia que los perseguía en el de los malos. Cassidy y Sundance - que fueron ladrones, asesinos y líderes de una banda de malhechores - perdieron su carácter histórico y se convirtieron gracias a la magia del cine en dos héroes que sabían morir con dignidad. Abandonados en mitad del camino por su gran amor compartido, Etta Place, obligada a bajarse de aquel tren que caminaba hacia el abismo.

Ni Angel Garrido se parece a Butch y llamar Kid a Rollan puede parecer tan alejado de lo real como asemejar a Cristina Cifuentes con la morena y pecosa Etta. Los dos primeros no han sido forajidos, ni los ha perseguido la justicia, ni creo que estén dispuestos a inmolarse delante de los fusileros de ningún ejército. Y la mujer que los unió en 2015 en el gobierno de la Comunidad de Madrid no los ha abandonado por temor o desamor político sino por obligación partidista ante un escándalo.

Dicho todo lo cual, si que me parece que Angel, Pedro y Cristina pueden ser protagonistas de este remake político. Son dos hombres y una mujer a los que el destino ha unido en unas circunstancias muy particulares, que quedan aún más reflejadas y patentes en la música que Burt Bacharach creó para la película, y sobre todo en la letra de “Raindrops keep falling on my hed” ( Gotas de lluvia siguen cayendo sobre mi cabeza): “El llorar no es para mi/ no voy a parar la lluvia quejándome/porque soy libre/ nada me preocupa”. Ninguno se lamenta y los tres se consideran libres, tanto como para sentarse un fin de semana en el domicilio de uno de ellos, como amigos que espero que sigan siendo, vean la película y piensen en que la vida pública de estos tiempos es una profesión de alto riesgo.

La lluvia que cae sobre el PP de la Comunidad de Madrid es lenta, pegajosa, implacable, de la que te empapa y forma charcos imposibles de evitar. Es la que tienen que soportar y sortear de la mejor forma posible el ya presidente y su número dos, ambos acostumbrados a la vida municipal y ciudadana en la que triunfaron como concejal de fondo, de esos que cambian de distrito hasta cinco veces para llegar por fin a la luz del gobierno regional como segundo; y como alcalde más votado de España entre las grandes ciudades con tres mayorías absolutas de forma sucesiva hasta ser cooptado para ese mismo gobierno. Y ambos de la mano de la misma mujer que vio en ellos el suficiente atractivo político y de gestión como para colocarles a su lado durante tres años.

Desde Pinto y desde Torrejón de Ardoz, que son los dos pueblos madrileños en los que arrancan sus carreras políticas dentro del Partido Popular, Angel Garrido y Pedro Rollán se han ganado a pulso su ascenso gradual en el partido. Les queda la parte más difícil: gestionar la Comunidad durante un año sabiendo que les van a acosar desde dentro y desde fuera; hacerlo lo suficientemente bien como para aspirar a convertirse en cartel electoral y salir airosos de los disparos de fusil y, si pueden, mantener a los suyos en el gobierno.

De sus vidas políticas ya ha desaparecido la mujer que les ayudó a conocerse y trabajar juntos. Y ganen o pierdan dentro de un año habrá que reconocerles que valentía no les falta, que ya están haciendo gestos de equilibrio de género dentro del nuevo Gabinete de los 10, y que al margen de la dirección nacional de sus siglas quieren regresar a aquel “centro” de la Transición que fundó y le fundaron a Adolfo Suárez. Tarea complicada en el territorio autonómico más complicado y difícil de España.

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