Cien horas para ganar o perder casi todo
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Cien horas para ganar o perder casi todo

lunes 28 de mayo de 2018, 21:42h

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En cien horas, las que faltan para la votación de la iniciativa, Sánchez tiene que conseguir al menos 20 votos, que son los que inicialmente le faltan tras sumar los suyos, los del grupo de Podemos en su conjunto y el del representante de Nueva Canarias. Sus “mensajeros” aseguran que no va a negociar nada con nadie y menos con los independentistas, unan forma de dirigirse a Ciudadanos y sobre todo a su máximo responsable, Albert Rivera.

El 14 de junio de 2017 la moción de censura conra Mariano Rajoy presentada por Pablo Iglesias fracasó. Obtuvo 82 votos a favor, los de Unidos Podemos, ERC, Compromís y Bildu; 97 abstenciones, las del PSOE y PNV; y 170 en contra, del PP, Ciudadanos y Coalicción Canaria. Era lo previsto. Los votos a favor y las abstenciones sumaron más de los que defendieron al presidente del Gobierno pero éste igualaba a dos de sus predecesores en el cargo, Adolfo Suárez y Felipe González, que también se habían enfrentado a sendas mociones de censura durantebsus mandatos, con una enorme diferencia: la presentada por el PSOE contra el entonces líder de la UCD le sirvió al novato González para hacerse visible ante los españoles y para ganar las siguientes elecciones generales con mayoría absoluta. La que a él mismo le presentó Antonio Hernández Mancha, por entonces presidente de Alianza Popular y sucesor de Manuel Fraga, le supuso al dirigente conservador el fin de su carrera política, y la vía de llegada al poder de José María Aznar.

Dos destinos muy diferentes que le tienen que hacer pensar a Pedro Sánchez de cara al jueves y viernes próximos, que es la fecha elegida por Ana Pastor tras consultar con su jefe de filas y amigo, Mariano Rajoy, y pactarla con el secretario general del PSOE.

En cien horas, las que faltan para la votación de la iniciativa, Sánchez tiene que conseguir al menos 20 votos, que son los que inicialmente le faltan tras sumar los suyos, los del grupo de Podemos en su conjunto y el del representante de Nueva Canarias. Sus “mensajeros” aseguran que no va a negociar nada con nadie y menos con los independentistas, unan forma de dirigirse a Ciudadanos y sobre todo a su máximo responsable, Albert Rivera.

El PDeCat de Puigdemont, Torrent y Torra ya le han dicho lo que quieren, que es tanto como decirle que no. La Esquerra de Junqueras es más comprensible y puede que le apoye sin condiciones previas. El PNV se muestra dispuesto a echar a Rajoy pero sin que hay elecciones, presumiblemente por miedo al triunfo de Ciudadanos. Y el universo de Podemos y Compromís quieren diálogo y planes de gobierno para reafirmarse en el sí. La suma de todos ellos no alcanza los 176 votos necesarios salvo que el huido en Berlín cambie de opinión.

Mientras tanto y en esas mismas cien horas, Albert Rivera intenta que le “presten” tres votos para poder presentar su propia moción de censura, y como lo tiene difícil vuelve a ofrecer su apoyo a Rajoy para que fracase Sánchez a cambio, eso sí, de un compromiso electoral para la vuelta del verano. Y entre hora y hora, Pablo Iglesias vuelve a convocar un referendum interno para ver si al final apoyan o no al líder socialista colocando la salida del PP del poder como bien supremo de la democracia; con un presidente catalán sin gobierno que exige al Tribunal Superior de Cataluña que se prnuncie en el lazo de 48 horas sobre la negativa de Rajoy a publicar los nombres de los dos políticos encarcelados y los dos huídos que quiere en su Ejecutivo.

Muchas menos horas va a necesitar la Audiencia Nacional para ordenar el ingreso en prisión de parte de los sentenciados en el juicio de la Gurtel, con to0da la atención puesta en la esposa de Luís Barcenas y la posible reacción de éste con los papeles, documentos y videos que dice mantiene en su poder desde su salida de la sede central del Partido Popular.

Si Sánchez triunfa se sentará en el palacio de La Moncloa por unos cuantos meses, los que considera necesarios para consolidar un liderazgo que está en cuestión e intentar ganar las siguientes elecciones. Un doble objetivo muy difícil de conseguir pero que viendo como se han ido sucediendo en los últmos meses las encuestas de opinión es más que posible que no le quedara otra alternaiva. No todo los suyos comparten esa estrategia, por distintas y personales razones pese al cierre de filas que se ha dado este lunes en la Ejecutiva Federal.
Si fracasa y Rajoy se mantiene en el poder, el porvenir del secretario general de los socialistas se paracerá y mucho al de Hernández Mancha. Se lo ha dicho si anestesia Pablo Iglesias: se está jugando su futuro y tendría que irse de la política.

No parece que Pedro Sánchez esté disuesto a ello, al igual que no parece que Mariano Rajoy esté dispuesto a convocar elecciones anticipadas con los Presupuestos Generales aprobados y tan sólo pendientes de la tramitación burocrática en el Senado. El secretario general del PSOE conoce el amargo sabor de la “expulsión” del poder interno, conoce el dulce sabor de la venganza con su regreso, y junto a su equipo estará dispuesto a resistir todo lo que haga falta.

El doble presidente del gobierno y del PP tiene bien atado al partido y desde el sillón de La Moncloa puede esperar a que en el regreso a la Cámara Baja de los PGE, los mismos que los han apoyado vuelvan a hacerlo. Ahí tienen Rivera y Ciudadanos una nueva oportunidad: decir no donde dijeron sí y dejar a España sin plan económico. Entre dos juegos, el mus y el poker podemos elegir en cual de los dos destacan sus señorías.

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