Las dos grandes batallas políticas de 2019 van a tener lugar en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de la capital del Reino, salvo que Mariano Rajoy adelante las elecciones generales, una situación que niegan desde el gobierno pero que se admite como muy posible desde el propio Partido Popular, y que se solicita desde la oposición.
Será Madrid quien marque el sentido de los resultados en trece Comunidades autónomas y miles de Ayuntamientos. Todos son importantes pero la conquista del poder que hoy detentan Cristina Cifuentes y Manuela Carmena es el gran objetivo de las cuatro grandes formaciones politicas de nuestro país. Y el resultado de la cita con las urnas a finales de mayo de 2019 - para que coincidan con las europeas - concentra desde ya los máximos esfuerzos de PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos.
La Comunidad se gobierna desde la sede de la Puerta del Sol y hasta hace unas semanas su “inquilina” aparecía como la máxima favorita a repetir, siempre con la ayuda externa de Ciudadanos. Eso ha cambiado con los ataques directos que ha recibido Cristina Cifuentes desde el interior de su propio partido y por parte de dos de los que fueron sus jefes y compañeros durante el largo mandato de Esperanza Aguirre.
Tanto Ignacio González como Francisco Granados se han tomado cumplida venganza por las decisiones que la actual presidenta ha tomado respecto a ellos en los casos en los que están acusados y por los que han pasado muchos meses en prisión. Dicen que los enemigos politicos están dentro de los partidos y que los adversarios están en la oposición. Y se confirma. La Comunidad se enfrenta a una parálisis que ya está afectando a los Ayuntamientos y que la sufren todos los alcaldes, entre los que se encuentran los del Partido Popular. Si Cifuentes quiere repetir al frente de la candidatura y ganar por votos y escaños debe conseguir dos cosas: la confianza de su partido sin que le afecte de forma directa ningún proceso judicial y, por supuesto, impedir que su rival de Ciudadanos, sea Aguado u otro, tenga más respaldo en las urnas.
Lo más lógico es que el reparto entre las cuatro formaciones sea muy similar a la hora de “distribuir” votos entre la derecha y la izquierda. Cambiará el “apellido” pero no los bgrandes bloques. Si se confirma, todo lo que puede perder el PP irá a Ciudadanos, y lo que pueda perder Podemos irá al PSOE. Angel Gabilondo - si se mantiene como líder electoral de los socialistas - tendrá que pelear con el renacido Iñigo Errejón y el que gane será el que “solicitará” los apoyos del otro.
Las piezas del pacto, al igual que ha venido sucediendo desde el principio de la Transición, serán la Comunidad y el Ayuntamiento, con una extensión a la gobernabilidad de los principales municipos madrileños. Así, si Errejón y Carmena forman ticket electoral, tendrán que esperar a ver a quién coloca el PSOE en ambos escenarios, algo que Pedro Sánchez decidirá con todo el poder en sus manos a partir de este sábado. Enfrente del bloque de izquierdas, Begoña Villacís, que por lógica repetirá al frente de Ciudadanos, puede aspirar a ser alcaldesa con permiso del popular que se “atreva” a dar el paso, desde Pablo Casado a la propia vicepresidenta.
Va ser un largo camino para todos los contendientes. Es mucho lo que se juegan los partidos ya que el triunfo en el territorio madrileño marcará el color electoral con más fuerza que en ningún otro sitio. Y de ahí que en estos próximos 16 meses las zancadillas y la guerra sucia se van a convertir en material informativo. Habrá que confiar que las “falsas noticias” se reduzcan lo más posible y que los protagonistas respeten las más elementales reglas del juego política. Veremos.
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