Las dos mociones y las dos derrotas de Pablo Iglesias

El líder de Podemos y su equipo creen que las derrotas en los Parlamentos se pueden convertir en victorias en las calles y en las urnas. En este mes de junio que está a punto de comenzar quieren probar su teoría, basada en la experiencia histórica de lo que ocurrió el 20 de mayo de 1980 en el Congreso de los Diputados: el PSOE lanzó su moción de censura contra Adolfo Suárez y con Felipe González como candidato a la presidencia del Gobierno sabiendo que iba a perder. Y perdió por 14 votos.

Ocho meses después, el 29 de enero de 1981 el tambaleante líder de la UCD presentaba su dimisión al Rey Juan Carlos entre el aplauso de toda la clase política, incluidos los suyos. La jugada de los socialistas, con Alfonso Guerra llamando desde la tribuna "tahúr del Misisipi " al presidente del gobierno, dejó al desnudo el andamiaje apresurado con el que se había construido la Unión de Centro Democrático para cerrar el paso a Manuel Fraga y su Alianza Popular.

Los socialistas lograron sumar a sus 120 escaños otros 32 desde la izquierda, y Suárez resistió con sus 166 tras las fugas de dos ex-ministros que se abstuvieron, al igual que el resto de parlamentarios entre los que se encontraba el líder de Fuerza Nueva, Blas Piñar. Los medios de comunicación informaron de la mínima victoria del presidente pero le crucificaron pidiendo que se marchara.

Treinta y siete años más tarde nada es igual: Pablo Iglesias no es Felipe González y sólo cuenta con 71 escaños, el resto de la Cámara le va a decir que no o se va abstener, con el PSOE de Pedro Sánchez a la cabeza. Es hasta posible que la abstención sea la vencedora, dependerá de lo que hagan Ciudadanos y los nacionalistas. Sería un doble castigo, para Iglesias y para Rajoy, con mínimos riesgos para Sánchez, Rivera y el resto de dirigentes de las otras fuerzas con representación parlamentaria.

Si ya han echado cuentas y seguro que lo han hecho, podemos tener las siguientes sumas: 71 votos a favor de la moción, 137 en contra y 142 abstenciones. ¿Cual puede ser el objetivo alcanzable del PP?: lograr que Ciudadano se sume al no, por lo menos, y tener así una "victoria" que refleje casi en su totalidad el acuerdo logrado para los Presupuestos Generales.

Antes de llegar a esa anunciada derrota, Pablo Iglesias, va a sufrir otra. Esta de forma indirecta pero tan importante como la que tendrá en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Será la que reciba Lorena Ruíz Huerta, la representante de Podemos en la Asamblea madrileña con su moción de censura contra Cristina Cifuentes. También aquí y con diez días de adelanto, la ganadora va a ser la abstención gracias a los 37 votos del PSOE que. Representa Gabilondo y los 17 del Ciudadanos de Aguado, que critican a la presidenta pero se niegan a permitir que desde Podemos se acceda al edificio de la Puerta del Sol desde el que se gobierna la Comunidad. Cincuenta y cuatro escaños por los 27 que tiene el grupo de Iglesias y los 48 con que cuenta la presidenta Cifuentes.

Tras las dos derrotas y los consiguientes combates parlamentarios, Iglesias y sus confluencias lo que buscarán será recobrar la iniciativa política y "señalar" las contradicciones en que, a su entender, van a incurrir tanto el PSOE como Ciudadanos respecto a la corrupción y la forma de gobernar del Partido Popular. No van a contar, como ocurrió en 1980, con el apoyo mayoritario de los medios de comunicación, ni Mariano Rajoy se va a encontrar con una revuelta interna en su partido que le lleve a la dimisión, ni Felipe VI va a intervenir de la forma en que lo hizo su padre para "terminar" de convencer al presidente del gobierno de que su tiempo en La Moncloa se había terminado.