Real Madrid: cinco problemas y una flor
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Real Madrid: cinco problemas y una flor

lunes 27 de febrero de 2017, 14:40h

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En el minuto 65 del partido el Madrid perdía de forma justo por dos goles a cero. Sus cinco problemas estaban más claros que nunca.

1.- No tiene una estructura definida en el campo y los cambios de arquitectura que propone Zidane hace que sus jugadores se sientan incómodos y la mayor parte del tiempo fuera de sityo.

2.- La defensa está mal y las coberturas funcionan a empujones con los dos centrales titulares dejando huecos por los que puede entrar una manada de elefantes, y con los laterales jugando demasiado tiempo a ser extremists sin nadie que les guarde las espaldas.

3.-En el centro del campo Casimiro es un cortafuegos pero sin creatividad y la apuesta del entrenador hace pensar que su mente está más en no perder que en ganar.

4.- Kross y Modric se entienden a medias o lo que es lo mismo se miran de lejos y no existe el enlace que posibilite la velocidad del balón y de ahí que aparezcan los balones largos, los balonazos para alejarlo de los peligros propios y esa sublime táctica de bombero salvador en los últimos minutos de cada encuentro que se pierde.

5.- la BBC no funciona. Ya ha vuelto Bale y la falta de sintonia entre el galés, el francés y el luso es evidente. Benzema es un semáforo intermitente, lo mismo se pone verde y acierta en el gol, que se pone rojo y la manada a los cielos. Lo suyo es más un estar en ambar que a nada compromete. Y Cristiano se pasa noventa minutos haciendo gestos pero sin implicarse, le da miedo el balón y le dan miedo las defensas. Está en modo Duracel, a durar mucho en la profesión conservando el tipo y los contratos. El caracter definitorio lo perdió hace mucho tiempo. Todo el equipo lo sabe, todo el club lo sabe, él lo sabe, pero 70 millones de euros al año son muchos millones.

Queda la flor, que a veces aparece, como ayer en Villarreal, y otras no, como en Valencia. Esos quince o veinte minutos finales en los que el adversario se encoge sin que se sepa muy bien por qué; en los que el equipo blanco pone las ganas, el espíritu, la pasión y el esfuerzo y hasta el talento de los que no ha hecho gala en los setenta primeros, y marca uno, dos, tres goles y se alza con el triunfo.

Ayer, el Real Madrid no mereció ganar. Tampoco perder, seamos justos. El penalty que marcó Cristiano fue más que dudoso. Y el gol de Morata, una cantada del portero suplente. Se juegaban los blancos casi media Liga tras las victorias del Barcelona y el Sevilla. Se salvaron pero los males continuan.

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