Tres Congresos y un funeral
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Tres Congresos y un funeral

martes 27 de diciembre de 2016, 21:07h

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Rajoy afronta su Congreso con claras diferencias sobre sus rivales tras dos victorias, Rivera tiene que buscar un soporte ideológico para los nuevos tiempos que le aguardan y el PSOE encontrar un candidato ganador que no sea Susana Díaz. El tersero Congreso de febrero trae del brazo un funeral. O mucho cambian en sus usos y costumbres los dirigentes de Podemos o su obsesión por las redes sociales - que tan bueno réditos les han dado en su nacimiento como partido - les acabará destruyendo

Este febrero que se nos viene encima nos trae tres Congresos políticos y un previsible funeral. Como si de un remake de la película de Mike Newell se tratara, nuestros protagonistas se empeñan en alargar la incertidumbre ciudadana sobre los ciudadanos y los medios de comunicación cuando ya sabemos el final de sus historias. Para algunos tan dados a la literatura política como son los dirigentes nacionales de Podemos les recomiendo que dejen a un lado y por unos días a sus santones del marxismo reciclado en los confines de la América española, y optenpor la poesía. Menos tuits reivindicativos y destructores, menos personalismos hasta la exasperación para ocupar sillones descubiertos entre las canonjías del poder y más poetas. Pablo Iglesias e Iñigo Errejón pueden volver a los fuegos de chimeneas con los más cercanos y recitar a medias y en inglés el "Funeral Blues" de Wyston Hugh Auden, quien lo escribió allá por el año 1936, justo un año después de casarse por conveniencia y tres antes de marcharse a vivir a Estados Unidos. Si lo quieren de forma más entretenida y seguramente con mejor dicción pueden ver la película y escucharlo en el funeral por Gareth, a quien Richard Curtis, el guionista, tubo la ocurrencia de que se muriera durante uno de los enlaces. A Irene, Rita y demás auténticas amazonas de la nueva izquierda les debería gustar el final que acuerdan los dos protagonistas.

En el Partido Popular van a mezclar unas calculadas dosis de populismo republicano francés con una mayoritaria base de conservadurismo británico, todo ello para aplacar las peticiones de mayor participación de sus 800.000 militantes en las decisiones y en las elección de los cargos del partido, con una participación previa en toda España que no llega al diez por ciento. Mariano Rajoy será candidato único y será él quien configure su Ejecutiva, desde la secretaría general a los últimos vocales. Tiene todo el poder y no existen "disturbios" en las redes sociales que le alteren en su calendario. La carta de Aznar es una pincelada en una esquina del cuadro. Con María Dolores Cospedal a su lado como número dos o con el ascenso de Maillo a una coordinación ejecutiva, el presidente puede decir aquello de tenerlo todo atado y bien atado. El poder y dos victorias aunque hayan sido por la mínima marcan la diferencia respecto a sus rivales.

En Ciudadanos, despojado con antelación de su origen catalán, Albert Rivera mantendrá el timón apoyado por un incondicional Girauta y buscará con más miedo que prudencia un soporte ideológico para los nuevos tiempos que le aguardan. Defender una posición de centro en España siempre ha sido una tarea imposible. Fracasó Suárez, fracasaron Garrigues y Roca, fracasó Rosa Díez, los tres intentos moviéndose entre la socialdemocracia y el liberalismo. Ahora le toca al partido naranja que soñó con desplazar al PP de su fortaleza y está viendo como se deshacen los pies de barro sobre los que ha crecido. Sus votos provenían mayoritariamente de decepcionados y cabreados votantes populares de clase media y golpeados por la crisis. Defender sus 32 escaños durante el tiempo que dure la Legislatura y convencer a los ciudadanos que les apoyaron en las urnas de que merece la pena mantenerles en pié va a resultar un objective muy duro de cumplir.

Con el PSOE alargando su tiempo de recuperación hasta el verano como fórmula para que sus militantes "olviden" a Pedro Sánchez, y sus dirigentes encuentren un candidato ganador que no sea Susana Díaz - que pierde posibilidades con el transcurso de las semanas - el tersero Congreso de febrero trae del brazo un funeral. O mucho cambian en sus usos y costumbres los dirigentes de Podemos o su obsesión por las redes sociales - que tan bueno réditos les han dado en su nacimiento como partido - les acabará destruyendo. La transparencia es una cosa y el striptease contínuo, otra. No estamos viendo discusión de ideas o de proyectos. Es una pelea de colegio por los pupitres. Asistimos al espectáculo en vivo y en directo de uno de los efectos del poder real cuando se tiene, cuando los sillones representan ingresos mensuales y seguridad económica. Es un veneno ue se inocula y contra el que, al parecer, no existe antídoto.

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